El rol de Bolivia en el proyecto revolucionario continental del Che fue de valor estratégico. Allá era donde la “columna madre”, mencionada por Manuel Piñeiro, debería construirse, o como Fidel Castro escribió: “la guerrilla en Bolivia fuese escuela de revolucionarios que harían su aprendizaje en los combates”. Manuel Piñeiro escribe además: “En su perspectiva del Che Guevara, esa guerrilla debía resultar en una escuela de formación de cuadros latinoamericanos, sobre todo del Cono Sur entre ellos argentinos, que propiciara extender la lucha armada a otros países fronterizos. A la vez, le permitiría acumular fuerzas políticas y militares y esperar por la ocasión más oportuna para continuar hacia su país natal. Ello dependería del desarrollo y crecimiento de la columna madre asentada en Bolivia. Sin ella, no era posible seguir hacia Argentina, donde también se había instalado una sanguinaria dictadura militar, apoyada por Estados Unidos y repudiada por los sectores más combativos del pueblo argentino. De una manera realista, el Che analizó que si a partir de Bolivia surgían y evolucionaban otras columnas guerrilleras, conformadas por combatientes de diversas naciones del Cono Sur, esto provocaría como reacción una alianza entre los gobiernos y los ejércitos de los países fronterizos, apoyados por el imperialismo. Ello contribuiría a la propagación de la lucha armada revolucionaria en la región, la cual se tornara un escenario de cruentas, largas y difíciles batallas que más tarde o temprano llevaría a la intervención yanqui. Eso sería, por tanto, otro de los Vietnam a los que él convocó en su histórico Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”(1). Régis Debray, quien en Bolivia investigaba dónde exactamente se podía construir con éxito la “columna madre” de la guerrilla latinoamericana, escribe que la estrategia del Che no tenía a Bolivia como objetivo: “A lo más, podían cuestionar las posibilidades tácticas para un “foco” guerrillero, de superar en un primer estadio las dificultades de implantación. Y el Che, que pensaba siempre más como estratega que como táctico, no tenía razón alguna para considerarlas impedimento […] En este país Bolivia como acabamos de ver, el camino más corto para ‘llegar al poder’ no pasa por el campo, y no tiene por punto de partida, en todo caso, una zona rural semidesierta; aunque solo fuera porque el campesinado no es y menos todavía, desde la reforma agraria, la fuerza motriz de la revolución boliviana […] Al elegir un teatro de operaciones tan alejado geográficamente de los centros del poder político, el Che revelaba a la vez que se había dado un campo históricamente distinto. Al tomar así sus distancias, en todos los sentidos de la palabra, respecto de las luchas políticas bolivianas y respecto del terreno en el que acostumbran a decidirse la insurrección urbana vinculada al complot militar, hacía retroceder los hitos de un horizonte limitado a un asunto que él consideraba como provinciano: si América Latina es la ‘Patria Grande’ en potencia, las ‘patrias chicas’ que la componen no son jamás otra cosa que provincias […] En efecto, el Che no tenía como objetivo inmediato la toma del poder, sino la construcción previa de un poder popular materializado por su instrumento de acción, de una fuerza militar autónoma y móvil. En su concepción, la construcción del poder popular se anteponía a la toma del poder en Bolivia, derivada en el tiempo y secundaria en importancia”(2).
La concepción estratégica del Che no significaba, según Régis Debray, que las organizaciones guerrilleras que deberían crearse en América Latina, solo podrían derivarse de la “columna madre”. En su libro “La guerrilla del Che”, escribe que el Che “se basaba, antes que nada, en una situación en vías de conformación por entonces. Aquella red, en efecto, no iba a tejerse únicamente a partir de su centro boliviano, sino simultáneamente, en varios tramos. Las fuerzas del Che se limitarían en muchos casos a realizar la conjunción, ya que no física al menos política, con las fuerzas y los frentes guerrilleros implantados ya en su periferia, bien para reforzarlos o para coordinarlos”. Según Harry Villegas, uno de los objetivos del Che Guevara era coordinar el movimiento revolucionario en la parte sur de América Latina.
La construcción de una serie de unidades guerrilleras en toda América Latina era una actividad planeada. En Cuba, el Che Guevara ya habría elaborado planes acerca de este objetivo: “Cuando la columna de Fidel hubo alcanzado sus máximos efectivos habida cuenta de los recursos de la zona y de sus necesidades de movilidad, se destacó de ella la columna de Raúl Castro, en los comienzos de 1957, para ir a abrir el segundo frente en el norte de la provincia de Oriente, y después se destacaron la de Juan Almeida en la periferia de Santiago, en marzo de 1957, y en agosto de 1958 las dos columnas del Che y de Camilo Cienfuegos hacia Las Villas, de la misma manera debían destacarse de la columna de Ñancahuazú, cuando esta hubiera alcanzado su punto de congestión, una pequeña columna hacia el segundo frente boliviano de Chapare, al norte de Cochabamba, y después otro para abrir el tercer frente del Alto Beni, al norte de La Paz (las dos tenían ya sus responsables designados en el seno de la guerrilla, aunque todavía no públicamente). El conjunto de estos tres frentes articulados habría de constituir entonces el foco central boliviano. De allí, en un segundo tiempo, habrían de partir diversas columnas hacia los países vecinos”(3). El autor mexicano Jorge Castañeda, tiene una versión más detallada de lo que se refiere al surgimiento de las columnas guerrilleras: “Para el 20 de diciembre de 1966 habrían arribado la totalidad de los cubanos seleccionados así como sesenta bolivianos; con este núcleo inicial se crearía, más que un foco guerrillero, una especie de escuela de cuadros de la guerrilla latinoamericana. Las características del campamento debían entonces ser más bien el sigilo, la impenetrabilidad y el aislamiento, y no tanto la inmersión en zonas campesinas pobladas con propósitos de reclutamiento u obtención de víveres. A principios de 1967, se lanzaría un llamado a las direcciones revolucionarias latinoamericanas, para que enviaran a sus mejores cuadros, por las vías de acceso facilitadas por el PCB y Mario Monje. Del campamento inicial partirían diversas columnas nacionales en dirección a sus propios países, en excursiones de entrenamiento y reconocimiento más que de combate; al cabo de varios ensayos, se internarían en sus respectivos países, el Che conduciendo a la columna Argentina”.
Argentina y Perú formaron los puntos de lanza dentro de la concepción estratégica del Che. Una vez que la guerrilla en Bolivia se haya establecido firmemente, se debería empezar a trabajar en otros países. Ambos países se ubicaban relativamente altos en la lista de prioridades de La Habana, según la CIA (4). “En dirección de la Argentina se desplazaría otra columna latinoamericana compuesta también por una mayoría de argentinos, más importante esta sin duda que la anterior que se dirigiría al Perú y cuyo mando le correspondía tomar al Che, evidentemente, llegado el momento”(5). Víctor Dreke, un guerrillero cubano quien formó parte del grupo de cubanos que bajo la dirección del Che luchó en el Zaire (1965), señala que el Che Guevara había ido al país africano con la intención de regresar posteriormente a América Latina cuando la situación haya madurada y para luchar en Argentina. Según Juan Pablo Chang, de acuerdo a su “Informe de Francisco sobre la entrevista con Ramón y sobre la zona que se encuentra. Diciembre 23 de 1966”, el plan era que desde Bolivia divisiones irían al Perú, Argentina y Brasil. La guerrillera argentina-alemana Tamara Bunke (Tania), que llegó en noviembre de 1964 a Bolivia, había recibido el encargo, aparte de recoger información sobre la situación política en Bolivia, de no perder de vista a las preparaciones de los levantamientos en los países vecinos, en particular las de Argentina (6).
El 25 de julio de 1966, Harry Villegas escribió en su diario: “El Negro Mario Monje había ofrecido cuatro hombres para preparar las cosas en Argentina o Perú y prometió darnos otros seis”. En un mensaje de Fidel Castro al Che, enviado el 14 de diciembre de 1966, se lee: “Tú decidirás lo que mejor convenga de acuerdo al análisis sobre el terreno, esta entrevista contigo de Mario Monje con Ernesto Guevara, el día 31 de diciembre de 1966 lo planteé en base a que tú eras el jefe estratégico de esta operación y que la misma no se podía determinar dónde comenzaría exactamente ya que podían surgir incidentes imprevistos que obligasen a desarrollarlas en la tierra de Stanislao Mario Monje y Bolivia antes que hacia el Sur”. El día 21 de marzo de 1967, Che Guevara escribe en su diario: “El Pelao Ciro Bustos, por supuesto, está en disposición de ponerse a mis órdenes y yo le propuse ser una especie de coordinador, tocando por ahora sólo a los grupos de Jozamy, Gelman y Stamponi y mandándome 5 hombres para que comiencen el entrenamiento […] Si aceptan, deben comenzar la acción exploratoria en el norte argentino y mandarme un informe”.
Las organizaciones guerrilleras que tendrían que crearse en Argentina y Perú, debían ser los primeros focos de la resistencia continental. Sólo después del inicio de las acciones de ellas, se empezaría con los otros países. “El foco boliviano funcionaría entonces como un centro de adiestramiento militar y de coordinación política de las diversas organizaciones revolucionarias nacionales de América Latina. Los elementos más avanzados de cada país serían sustraídos de su base de origen, incorporados por un momento al foco boliviano mandado por el Che, y devueltos después a su base nacional como cuadros político-militares ya formados. Se multiplicaría así, por reproducción natural, la guerrilla original en varios puntos del continente” (Régis Debray).
En los primeros meses de 1967, se habría fundado en Argentina un ELN por, entre otros, Marcos Osatinsky y Roberto Quieto para apoyar a la guerrilla en Bolivia. Con el mismo plan se habrían creado las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) (7). Las organizaciones no entraron en acción. Quizás una de las razones habría sido la detención de Ciro Bustos en mayo de 1967. “Dantón Régis Debray y Carlos Ciro Bustos cayeron víctimas de su apuro, casi desesperación, por salir y de mi falta de energía para impedírselo, de modo que también se cortan las comunicaciones con Cuba (Dantón) y se pierde el esquema de acción en la Argentina (Carlos)” (Che Guevara). Harry Villegas señala, sin embargo, que “el Che sabía que si tomábamos el poder en Bolivia, había que construir un movimiento de base muy fuerte para que al defender su revolución, Bolivia se tornara en internacionalista. Con la preparación de todos los peruanos, los argentinos que participaran, iba a ser recíproca la ayuda. Y saldrían de allí columnas internacionales, junto con los cubanos que también participaríamos. Entonces la lucha se trasladaría a los grandes escenarios. Ya en la primera etapa iban a participar los revolucionarios argentinos, que realmente lo hicieron. Hubo una división argentina que marchó hacia la frontera y se acercaron en busca de nosotros, también los revolucionarios brasileños asumieron la responsabilidad de financiamiento económico”.
En el Perú, la guerrilla debía reconstruirse completamente. “El ELN peruano debía reconstruirse lentamente, y a ello se entregaba con un ardor metódico Juan Pablo Chang (El Chino), ayudado por los cuadros de su organización presentes en Bolivia. De todos modos, el combate no podía reanudarse en el Perú sino a partir de Bolivia, y esta conclusión deducida por el propio Che hubieron de trasmitírsela Papi y Pombo a los peruanos de La Paz, a través de Sánchez Julio Dagnino, en el mes de junio de 1966. Si bien los proyectos peruanos tan solo se aplazaban, la mala noticia causó en ellos cierto malestar –decepción y despecho– pronto superado” (Régis Debray). Los peruanos que formaron parte de la guerrilla en Bolivia se unirían, según Régis Debray, después de que la guerrilla boliviana había alcanzado un tamaño adecuado, a la recién formada base guerrillera en Ayacucho (8).
En el período en que el Che desarrollaba sus planes operativos, los guerrilleros del ELN y del MIR ya habían sido derrotados. La idea de restablecer una base guerrillera en Ayacucho no era realista. Además, las ambigüedades acerca de lo que exactamente había ocurrido en Ayacucho contribuyeron a que los mismos cubanos cambiaran sus planes y en vez de combatir en el Perú iban hacerlo primero en Bolivia. Los peruanos asimismo, no sabían lo que quedaba de la guerrilla en Ayacucho. El 2 de diciembre de 1966 el Che escribió que Juan Pablo Chang “cree que algunos sobrevivientes de la guerrilla están actuando en la zona, pero no lo saben a ciencia cierta pues no pudieron llegar hasta la zona”. Por eso, es un poco extraño leer lo que el Che señaló en su diario el 20 de marzo de 1967. Él escribió que el líder del ELN peruano “pide 5 mil dólares mensuales durante 10 meses y de La Habana le dijeron que discutiera conmigo. Trae además un mensaje que Arturo René Martínez no pudo descifrar por ser muy largo. Le dije que en principio sí, sujeto a que en 6 meses se alzara. Piensa hacerlo con 15 hombres y él como jefe en la zona de Ayacucho. Convinimos además, en que le recibiría 5 hombres ahora y 15 más, con algún lapso y les enviaría con sus armas luego de entrenarlos en combate. Él me debe enviar un par de transmisores de alcance medio (40 millas) y trabajaremos en la confección de una clave para nuestro uso y estar en permanente contacto”. En el mensaje número 4 del Che a Fidel Castro que debería haber sido escrito en el periodo del 10 al 19 de abril de 1967, se lee: “Llegaron Dantón Régis Debray y Francisco Juan Pablo Chang este no sabía cantidad de dinero y dejó dinero en La Paz, pienso darle 30 mil dólares y reservar el resto para cuando se alce; luce pocas condiciones y de carácter para dirigir guerrilla pero eso es cosa de él”. Además escribe que: “Manden los becados de Francisco aquí; informen contacto a La Paz, harán primera experiencia en esta zona”. La intención de reorganizar la guerrilla fue mencionada también por el propio Che en su mensaje a la Tricontinental. Se lee: “En el propio Perú, con tenacidad y firmeza, nuevas figuras aún no completamente conocidas, reorganizan la lucha guerrillera”.
La reconstrucción de la guerrilla en Ayacucho nunca se ha llevado a cabo. “Lo de Ayacucho prácticamente ya quedó descartado porque todo eso estaba descubierto por el ejército” (Milciades Ruíz). Sin embargo, ciertamente los peruanos tenían planes para dar nuevamente vida al proyecto guerrillero pero no en el departamento de Ayacucho. En el Diario se puede encontrar la siguiente frase al respecto. El 2 de diciembre de 1966 Che Guevara escribió: “También decidí darles apoyo a los guerrilleros peruanos para que enviaran 5 peruanos a establecer enlace para pasar las armas a una región cercana a Puno, del otro lado del Titicaca”. En el informe de Juan Pablo Chang a las autoridades cubanas sobre su conversación con el Che Guevara en diciembre de 1966, se lee lo siguiente: “Dijo que nosotros podíamos continuar con nuestros propios trabajos para abrir un frente guerrillero en la frontera con Bolivia en estrecha coordinación con él. Que en realidad nosotros debíamos hacer un trabajo de avanzada hasta que la columna de compañeros nuestros que parta de Bolivia llegue a la mencionada zona”. En 1966, el ELN peruano empezó a montar una base guerrillera en el departamento de Puno.
4. ¿Bolivia o Perú?
El Che escogió Bolivia como punto de partida para la lucha guerrillera continental. Sin embargo, se puede encontrar indicios que en vez de Bolivia tenía al Perú en mente. Pero debido a la falta de claridad acerca de lo que realmente había pasado en la provincia de La Mar y en qué estado se encontraba la organización guerrillera peruana después de la detención de Héctor Béjar, es posible que se hubiera tomado Bolivia como punto de partida.
En una entrevista con el escritor izquierdista Néstor Kohan, Harry Villegas dice: “Si en la lectura del diario que escribí en aquella época pudieras apreciar la coyuntura de cómo surgen las decisiones, te podrías dar cuenta de que realmente el Che no pretendía ir a Bolivia. El Che pretendía ir a Perú. Cuando nosotros salimos del África, la línea principal era ir a Perú. Y los bolivianos se comprometen con nosotros en darnos la ayuda para organizar la manera de ir a Perú o a Argentina […] Las instrucciones que a mí me dieron cuando yo salí de Praga era que le explicara a Papi concretamente que ya no íbamos para Perú. Que había que explicarle a Sánchez que era el representante del grupo peruano que teníamos en Bolivia las razones. Y todo esto se fundamentó en que el movimiento peruano estaba penetrado, infiltrado, como se podía ver por los golpes que le habían dado. Esas eran las instrucciones que me dieron”(9). En una entrevista con el general cubano William Gálvez dice: “Los primeros días de mayo de 1966 llegué con Tuma Carlos Coello a Praga. La razón de nuestro viaje, además de acompañar al Che, era, fundamentalmente, que él nos prepara para la futura misión, que sería reiniciar la lucha armada en Perú, para luego extenderla a los demás países; aunque la entrada del Che sería por Bolivia”. De acuerdo con documentos en posesión del autor Jon Lee Anderson, Harry Villegas ya habría empezado con su diario boliviano en junio de 1966. En el prólogo inédito, se habría podido leer que la “siguiente aventura” debía realizarse en territorio peruano. Jon Lee Anderson escribe también: “Según Pombo, la primera alternativa que propuso el Che para su destino siguiente fue Perú. Para ello necesitaba la ayuda de los bolivianos, estratégicamente situados en el país vecino. En abril de 1966 envió a Papi a Bolivia como explorador de avanzada con la intención de seguirlo si este daba ‘luz verde’”. “Lo primero era entrar en contacto con los peruanos, conocer el verdadero estado de su movimiento y [obtener] el apoyo del Partido Comunista Boliviano” dijo Pombo. Hasta el día de hoy perdura la polémica sobre cuál era el destino verdadero de la siguiente y última empresa guerrillera del Che. Según Pombo, los planes de ir a Perú se modificaron y se empezó a estudiar las posibilidades de Bolivia después de su llegada con Tuma a este país. La versión de Ariel Juan Carretero es distinta: “Piñeiro y Fidel ya pensaban en Bolivia cuando lograron sacar al Che de su reclusión en Tanzania”(10). Además el escritor norteamericano anotó: “Pombo dijo al autor que enviaron a Papi desde Praga a Bolivia con la intención de pedir a Monje que los ayudara a viajar a Perú y poner en marcha los preparativos para recibir al Che; que él y Tuma fueron luego a Perú a ayudar a Papi. Dijo que estando ellos en Bolivia, comenzó el derrumbe de las guerrillas peruanas y cundió la sospecha de que estaban ‘infiltrados’; que en ese momento empezaron a discutir la idea de iniciar una guerra en Bolivia. El problema de esta versión además de contradecirse con la de Ariel es que Pombo llegó a Bolivia en julio de 1966, pero la desintegración de los rebeldes peruanos había comenzado meses antes, con la muerte de Guillermo Lobatón y Luis de la Puente Uceda y la captura de Héctor Béjar producida en marzo”(11). Ulises Estrada señala que Papi y Emiliano (Dawi Santiago) fueron enviados a Bolivia para crear las condiciones que posibilitaría la entrada del Che al Perú a través de este país (12). Juan Carretero, en ese entonces jefe de la división latinoamericana de la Dirección General de Inteligencia (DGI), dice: “En Bolivia habían ocurrido luchas políticas muy fuertes y se acrecentaban las desigualdades sociales, y siempre ha sido un pueblo combativo. Por todas estas condiciones se tomó como un punto importante, para que pudiera desde allá preparar su ingreso al Perú y luego a la Argentina”.
Manuel Piñeiro, quien ha participado activamente en las preparaciones para la lucha guerrillera en Bolivia, dice lo siguiente sobre la cuestión si el Perú fue uno de los países donde el Che quería ir antes de que Bolivia fuese escogido: “Argentina, Perú, Bolivia, todo formaba parte de su proyecto integrador para llevar adelante su estrategia de continentalizar la revolución […] Es decir, que en el Perú había cierta organización y efervescencia popular, luchas sociales; ocurría la toma de tierras dirigida por Hugo Blanco; a la vez que era atractivo para el Che porque se hallaba más cerca de Argentina. Además, en esa época, en Bolivia existía un gobierno democrático surgido de la revolución de 1952, que duró hasta 1964. Sin embargo, tanto el intento guerrillero del ELN como los del MIR, fueron destruidos; murieron Luis de la Puente Uceda (en noviembre del ’65) y Lobatón (en enero del ’66); Héctor Béjar ya había sido detenido en 1965 y golpeada la columna que dirigía”(13). Régis Debray escribió: “Hasta mediados de 1966, según parece, el Che no pensaba en Bolivia sino como una plataforma de partida para el Perú, adonde efectivamente proyectaba trasladarse con el fin de unirse a los frentes guerrilleros ya implantados. En los comienzos de su misión, Papi había recibido instrucciones que no dejaban dudas sobre este plan original; por eso, desde sus inicios, la infraestructura clandestina de La Paz tenía por pilares a elementos del ELN peruano, instalados en el país desde el asunto de Puerto Maldonado. Pero la derrota sufrida por Luis de la Puente en Mesa Pelada, en el Cuzco, así como la desaparición del grupo de Lobatón y de Máximo Velando en Junín, sellaban en lo inmediato la suerte del MIR como organización militar, y la emboscada de Tincoj en diciembre de 1965, seguida de la captura de Héctor Béjar, la del ELN. Estos fracasos de 1965, confirmados y verificados en los primeros meses de 1966, eliminaban pues la primera opción del Che”. Durante los interrogatorios después de su detención en abril de 1967 en Bolivia, Régis Debray habría declarado que, según el Che, el Perú fue una mejor opción que Bolivia.
Los planes para una contribución directa del Che al frente guerrillero Javier Heraud en el departamento de Ayacucho es confirmado por Alaín Elías y Milciades Ruíz, ambos militantes del ELN. “En ese lapso cuando yo regreso a Lima, saliendo de Ayacucho en mayo de 1965 yo y Juan Pablo Chang, que estaba al mando de la ciudad, teníamos una conversación. Como yo bajaba, sabía cuál era la situación arriba, entonces le informo que nos faltaba capacidad, experiencia y que necesitamos cuadros cubanos que nos reforzaran, que son más experimentados”. Y cuando Juan Pablo Chang se fue a La Habana, “me preguntó dice Alaín Elías qué cosa puedo solicitar. Entonces dije que necesitamos gente con mayor experiencia, cuadros y se pensaba en el Che” (Alaín Elías). Milciades Ruíz dice que durante uno de sus viajes a Cuba, Juan Pablo Chang “se comprometió a traer al Che al grupo de Ayacucho, a la guerrilla de Ayacucho. Entonces él regresa en enero 1966 más o menos, y me dice:
― El Che se viene con nosotros.
Pero eso fue un arreglo antes de que caiga la guerrilla de Ayacucho” (14)
Los cubanos respondieron favorablemente a la solicitud de enviar internacionalistas. En marzo de 1966, de acuerdo con la información que manejaba Alaín Elías en ese entonces, guerrilleros cubanos habían llegado a la ciudad de Arica (Chile) con el objetivo de reforzar el frente guerrillero en Ayacucho. “Sorpresivamente leí en el periódico que se había capturado a Héctor Béjar. Para mí, eso no tenía sentido porque para mí él estaba arriba. Cuando me conecté con la organización, resulta que efectivamente Héctor Béjar se había puesto en contacto con la organización. Lo iban a recoger para ponerlo en una casa clandestina, pero él estaba en la casa de una persona amiga de él que yo no conocía y ahí lo capturan. Entonces viene un desconcierto. En ese momento llega también la información que los cubanos ya están en Arica […] Julio Dagnino va por allá, para Arica, y me dice que están aquí pero están cambiando por la caída de Héctor y se van a Bolivia […] Los cubanos nos piden que reforcemos lo que se estaba organizando en Bolivia. Entonces Julio va para Bolivia y mandamos todo un equipo a Puno y a Bolivia. La presencia de cubanos en Arica es confirmada también por el hecho de que allá Juan Pablo Chang habría recibido dinero de José María Martínez (Papi). Luego, una persona con el nombre de Gallardo (Bolas) fue encargada de llevar este dinero a Lima”(15).
El 29 de julio 1966, Harry Villegas escribió en su diario: “Informamos a Sánchez, el compañero peruano que sirve como agente de enlace entre nosotros y Chino, de la decisión de nuestro gobierno de comenzar la lucha, primero en Bolivia y después en el Perú. Le explicamos el hecho de que, por el momento, las condiciones son mejores en Bolivia, comenzando por la forma en que se han desarrollado las cosas en su país que dieron al traste con la lucha armada allí (la muerte de De la Puente, la prisión de Calixto Héctor Béjar, la desaparición de Lobatón, etcétera. Él comprendió perfectamente las cosas. Le pedimos que continuara colaborando con nosotros, que su organización envíe hombres como está previsto para ser adiestrados aquí, que ellos participarían con los bolivianos en algunas de las acciones y posteriormente formarían el núcleo de las guerrillas en su país, junto con algunos de nuestros compatriotas”. El 6 de agosto escribió: “Llegan dos compañeros peruanos con mensajes de Chino que dice que no comprende el motivo por el que le da prioridad a Bolivia. Piensa que ellos, aún cuando están trabajando lentamente, han tomado la decisión de comenzar la lucha y que cualesquiera que fuesen las condiciones para esta que estuvieran faltando, ellas serán creadas. (La verdad es que, a nuestro juicio Ramón Che Guevara no puede ir allí, hay muchas cosas que deben ser aclaradas, tales como la captura de Calixto, la muerte de De la Puente, la desaparición de Lobatón y la captura de Gadea. Parece, por la forma en que van las cosas, como si Calixto se hubiese entregado, por intermedio del médico, tal vez a condición de que ellos garantizaran su vida)”. El 10 de septiembre anotó: “En nuestro anterior informe pedimos orientación sobre la forma cómo resolver la cuestión de Perú. A la vez que informamos, hemos procedido a informarle a Sánchez a los efectos que le hiciera llegar al Chino el cambio de bola le reiteramos nuestra decisión de seguirle ayudando en un plano secundario con relación a la cosa boliviana. El Chino contestó, accediendo a que Sánchez colaborase con nosotros en el Plan de Bolivia, pero a la vez nos hizo patente su opinión y decisión de trabajar, nos manifestó que aunque los trabajos habían ido lentos, se realizaban con paso firme, que su organización se mantiene en la decisión de ir a la lucha armada cueste lo que cueste”.
La elección de Bolivia no fue al azar. Inti Peredo escribe en su libro “Mi campaña con el Che”, que el Che escogió Bolivia porque “está ubicado en el corazón del cono sur de nuestro continente, limitaba con cinco países que tienen una situación política-económica cada vez más crítica, y su misma posición geográfica la convierte en una región estratégica para irradiar la lucha revolucionaria a las naciones vecinas”(16). Durante las conversaciones con el Che, el 31 de diciembre de 1966, el Che le habría explicado, según Mario Monje, “que su intención inicial era comenzar la lucha en otro lugar o país, pero que había llegado a la conclusión de que Bolivia ofrecía buenas condiciones […] que tal situación permitía crear un foco guerrillero, un foco revolucionario, impulsor de las luchas del pueblo, pues la guerrilla tendría la virtud de aglutinar a las fuerzas antiimperialistas y de arrastrarlas a la lucha armada; que el desarrollo de la lucha y la intervención abierta del imperialismo y de otras fuerzas extranjeras permitirían crear nuevos focos en otros países, generalizándose de ese modo la lucha guerrillera en el continente”.
La guerrilla boliviana fue construida en el sur del país, cerca de la frontera con Argentina. Che no ha participado en los viajes de reconocimiento, necesarios para la determinación de la zona de acción. Sin embargo, antes de que esta fuera decidida, el Che ha señalado reiteradamente que en el norte, cerca de La Paz, tenía que adquirir una finca. Esta región (Alto Beni), donde en septiembre de 1966 Régis Debray fue enviado para hacer un estudio geográfico y político y lo que el Che recibió justo antes de su partida, está a la altura del departamento peruano de Puno donde, en el mismo periodo, militantes del ELN estaban construyendo un frente guerrillero (17).
En los primeros meses de 1966 se buscaba una finca cerca de la localidad de Caranavi, que está alrededor de 3 horas de distancia de La Paz. La finca tenía que funcionar como un escondite y un centro de entrenamiento para guerrilleros que vinieron desde Cuba y estaban en camino al Perú. En 1965, otro grupo de peruanos fueron enviados a Cuba para recibir una capacitación política y militar. Los planes para la compra de una finca no se realizaron (18).
Los meses pasaron y aún no era determinado dónde se establecería la guerrilla. Esta situación duró hasta septiembre. Che insistió en la región cerca del departamento de Puno y envió a Alberto Fernández (Pacho) a Bolivia con un mensaje, de fecha del 3 de septiembre, diciendo que él ha escogido la región de Alto Beni (Caranavi). Según el cubano Daniel Alarcón (Benigno), uno de los sobrevivientes de la lucha guerrillera en Bolivia, los entrenamientos de preparación en Cuba apuntaban a que lucharían en el Alto Beni. Los cubanos recibían clases en el idioma quechua para comunicarse con los indígenas que vivían allí (19). En la región donde finalmente se inició la lucha, no se hablaba el quechua. Entonces, se podría concluir que el Che no había planeado empezar la guerra de guerrillas en el departamento de Santa Cruz.
El 6 septiembre se lee en el diario de Harry Villegas (1997: 49) que hubo un plan para comprar una finca en Alto Beni (20). Cuatro días más tarde él informó al Che que en los alrededores de Santa Cruz existían las mejores oportunidades para la guerrilla. Caranavi no cumplió con los requisitos porque, cerca de la finca que se iba a comprar, unidades del ejército estaban construyendo una carretera. Según Manuel Piñeiro, la opción de Alto Beni significaría que el Che debería permanecer más tiempo en Cuba y el Che creía que si él esperaba mucho tiempo, aumentarían las posibilidades de que los planes se filtraran y eso tendría como resultado de que el proyecto de la guerrilla continental podría peligrar. José María Martínez, que regresó a Cuba en octubre de 1966, presentó sus dudas al Che acerca de la zona sur de Santa Cruz (Ñancahuazú). Sin embargo, el Che no encontró los argumentos para postergar su contribución a la lucha. Según él, Ñancahuazú era una zona adecuada para largos entrenamientos. En Alto Beni se podría construir un segundo frente guerrillero.
Varios guerrilleros cubanos confirman que no era la intención combatir en la región de Ñancahuazú. Según Leonardo Tamayo (Urbano), el Che habría constatado que Ñancahuazú no cumplió con los requisitos guerrilleros. Ñancahuazú fue considerado como el campamento base para los combates que lejos de allí tendría que llevarse a cabo. Harry Villegas señala que la verdadera lucha guerrillera debía empezar en Alto Beni (21). También el boliviano Rodolfo Saldaña, que trabajaba en la red urbana de la guerrilla, confirma que la lucha tenía que hacerse en la región de Alto Beni. Ñancahuazú sirvió como una base de soporte (22). En octubre de 1966, Rodolfo Saldaña compró una hacienda en Alto Beni (23).