De origen jamaicano, Garvey defendía la formación de una nación negra que agruparía todos los negros del mundo entero. En sus locales la UNIA impartía clases a los negros analfabetos y a quienes no podían estudiar. También celebraban debates y conciertos de música. El papel de Garvey en el movimiento negro estadounidense fue muy importante. Sacudió el complejo de inferioridad de los negros. Por primera vez les hizo sentirse orgullosos de tener la piel de color negro, de tener un origen africano y una cultura muy valiosa.
Su movimiento también tenía importantes limitaciones. Era partidario de un “capitalismo negro”, separado de los blancos. Los problemas de los negros, pensaba Garvey, se solucionarían cuando los negros se convirtieran en capitalistas. Para ello fundó empresas de todo tipo, las “Negro Factories Corporation”, que tenían tintorerías, droguerías y editoriales además de fábricas para producir muñecos, uniformes y ropa. También tenían un banco en régimen de cooperativa. Se recomendaba a cada sección del UNIA que comprara su propio edificio, se les llamaba Liberty Halls.
Bajo la influencia de Garvey, en 1930 se creó la “Nación del Islam” (NOI), que poco después empezó a ser dirigida por Elijah Muhammad. Sus miembros eran conocidos como “musulmanes negros”, en donde su concepción del islam era extraordinariamente puritano, muy influenciado por el protestantismo anglosajón. A la manera de Garvey, también eran partidarios de un “capitalismo negro”.
No obstante, el acontecimiento decisivo para los negros fue la fundación en 1919 del Partido Comunista de Estados Unidos, en el que la cuestión racial estuvo muy presente desde el origen. El Partido Comunista agrupó a los antiguos miembros de la ABB (African Blood Brotherhood o Hermandad de Sangre Africana), partidarios de que la autodefensa de los negros contra los linchamientos.
Además, los comunistas crearon un sindicato negro ANLC (American Negro Labour Congress) porque los trabajadores negros no eran admitidos en la AFL (American Federation of Labour).
Junto a los comunistas sudafricanos, los comunistas estadounidenses hicieron una aportación que enriqueció de manera definitiva el acervo ideológico de la III Internacional y del movimiento obrero internacional en lo que concierne a los problemas raciales y nacionales en la época del imperialismo, como batallas por la conquista de los plenos derechos democráticos.
En aquella época se empezó a formar un proletariado negro, como consecuencia de las restricciones que se fueron imponiendo a la inmigración procedente de Europa. La expansión del capitalismo necesitaba más mano de obra. Los negros dejaron de ser esclavos para integrarse en la clase obrera. Entre 1910 y 1920 el proletariado negro se duplicó, pasando de medio millón a un millón de trabajadores. El proceso fue acompañado de la emigración del campo a las ciudades y del sur hacia el norte.
Los negros empezaron a convertirse en una parte especialmente importante de lo que Marx llamó “ejército industrial de reserva”, la mano de obra menos cualificada y los trabajadores a tiempo parcial y eso que ahora llaman “trabajo precario” como si fuera alguna novedad.
El proletariado negro se vio especialmente sacudido por la crisis de 1929, empezó a organizarse en masa sindicalmente y participaron en las grandes movilizaciones obreras.
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