Los más ricos serán los beneficiados por el plan energético del nuevo gobierno de la Primera Ministra Liz Truss, según un estudio de la Fundación Resolution publicado el martes.
El plan del nuevo gobierno británico para hacer frente a la subida de los costes de la energía ayudará a los hogares más ricos que a los más pobres, según el estudio.
La primera medida de Liz Truss como primera ministra “fue poner en marcha un enorme paquete de ayudas para reducir la magnitud del desastre” de la crisis del coste de la vida, congelando la tarifa máxima para el hogar medio en 2.500 libras (2.800 euros) durante dos años, dice la Fundación.
Dado que los hogares más ricos son los que más energía consumen, serán los más beneficiados por este tope, aunque sufran mucho menos el aumento de las facturas.
Además, hay otras ayudas “universales o casi universales”, como las 400 libras que se dan a cada hogar, o la rebaja de 150 libras en el impuesto municipal decidida por el anterior gobierno que no están dirigidas principalmente a las familias con dificultades.
La decisión del gobierno de suprimir un aumento de las cotizaciones a la seguridad social decidido por el anterior gobierno también favorecerá a los hogares más privilegiados, ya que los más modestos no pagan este impuesto.
Reino Unido depende en gran medida de los precios del gas, que se han multiplicado por siete en el último año, en parte debido a las tensiones sobre el suministro desde el inicio de la guerra en Ucrania.
La Fundación Resolution está preocupada por la financiación de la deuda del paquete de ayudas anunciado por Truss, ya que esto significa que en última instancia será pagado por los contribuyentes, y por lo tanto sólo pospone el impacto económico de la crisis energética en el país.
Todavía no se ha cuantificado el coste de estas intervenciones gubernamentales ante la disparada inflación de Reino Unido, superior al 10 por cien, y la crisis energética, lo que la Resolution Foundation considera “decepcionante”. Según sus cálculos, la factura será muy elevada y podría “empequeñecer el paquete de rescate bancario de 137.000 millones de libras durante la crisis financiera” de 2008-2009.