A comienzos de este año, cuando se iniciaron las negociaciones de Ginebra sobre la Guerra de Siria, el imperialismo no logró su sueño: que el PKK formara parte integrante de ellas. Eso no impidió que, al margen de las reuniones oficiales, el secretario de Estado adjunto, Tony Blinken, se entrevistara con Salih Muslim, el presidente del PYD, en la misma Ginebra.
Pero eso no era todo. El imperialismo quería dejar bien claro cuál es su apuesta para Oriente Medio: al mismo tiempo los diplomáticos británicos y franceses, así como el representante oficial de la Casa Blanca, Brett McGurk, viajaban a Kobane, el santuario del PKK, por “sorpresa”, es decir, ante las cámaras de televisión de todo el mundo.
Muy pocas veces el imperialismo ha dedicado tal cantidad de atenciones a una organización incluida dentro de la lista negra del “terrorismo”.
McGurk se vio obligado a dar toda clase de explicaciones rocambolescas: la visita a Kobane estaba prevista para antes de las negociaciones de Ginebra, era una coincidencia…
No había manera de disimular aquel idilio con el PKK: desde la Primavera Árabe y el inicio de la Guerra de Siria en 2011 era la primera vez que Estados Unidos enviaba un representante oficial a Siria.
Las fotos no dejan lugar a dudas. Muestran a McGurk, el representante por antonomasia del imperialismo, junto a Polat Can, uno de los dirigentes del PKK vestido con uniforme de camuflaje con los distintivos de YPG, donde se puede leer la divisa “Ejército de Rojava” en inglés. No en kurdo; en inglés para que todo el mundo lo pueda entender claramente.
Se trata de un acto oficial y solemne: el representante del imperialismo sujeta entre sus manos una placa que le entrega el PKK como señal de agradecimiento por los servicios prestados.
El doble juego -tan típico de los imperialistas- es tan sumamente eficaz que ha logrado encandilar a los más incautos. Se presta a la confusión: si el PKK es una organización “terrorista”, ¿cómo la Casa Blanca acepta galardones de sus militantes, es decir, de unos “terroristas”?
La propia utilización de siglas diferenciadas por parte del PKK en Turquía, Siria (PYD) e Irán (PJAK) es una exigencia de los imperialistas para poder llevar a cabo su doble juego.
El imperialismo dirige los pasos del PKK-PYD. Siempre ha manipulado y sigue manipulando a las organizaciones kurdas que se prestan a ello. Es posible que así siga siendo en el futuro, y cuando no le interese, las dejará a su suerte, como también ha ocurrido.
Por eso la consideración, tanto del PKK como del PYD, ha ido cambiando según las circunstancias. Por ejemplo, antiguamente los imperialistas consideraban a PYG como una organización “terrorista”, aunque no estuviera incluida dentro de la lista negra. Todo cambió cuando le dieron la vuelta al asunto, provocando la reacción simétrica de Turquía.
Para los imperialistas el “terrorismo” es así. Depende; todo depende. Según como se mire…