Robert Kadlec |
Dichos depósitos forman parte de la Reserva Estratégica Nacional (SNS), que depende del Secretario Adjunto de Preparación y Respuesta (ASPR), un cargo que actualmente ocupa Robert Kadlec, y están destinados a un plan conjunto para emergencias bélicas y sanitarias (HHS PHAC).
“Mi participación en el proyecto PHAC comenzó cuando trabajaba para el presidente del Subcomité de Bioterrorismo y Preparación para la Salud Pública… El proyecto fue adoptado y se creó el PHAC. Fue una coincidencia que 12 ó 14 años después me pidieran que me convirtiera en PHAC”, dijo Kadlec hace un par de años (1).
Kadlec ordena la formación y distribución de las reservas sanitarias de emergencia del Pentágono. Es el único proveedor de equipos médicos y farmacéuticos, lo que le convierte en uno de los mejores clientes de los grandes monopolios farmacéuticos.
Kadlec es un médico de la Fuerza Aérea especializado en “enfermedades tropicales”, o sea, infecciosas, al que ahora le ha correspondido encabezar la respuesta a la pandemia para todo el HHS (2). Eso le ha puesto bajo la lupa de las cadenas de comunicación.
La semana pasada un grupo de senadores demócratas exigió que Kadlec revelara “con precisión” todas sus conexiones personales, financieras y políticas porque no lo había hecho anteriormente, ya que no reveló todos los “conflictos de intereses” en su expediente personal (3).
Está relacionado con Fuad El-Hibri, fundador de una empresa conocida primero como BioPort y ahora como Emergent Biosolutions, de las que ya informamos en otra entrada.
Los lazos de Kadlec con El-Hibri son más que un potencial “conflicto de intereses”, por su carrera de décadas en la elaboración de la política de guerra biológica del Pentágono. Es la tela de araña entre el espionaje, las grandes farmacéuticas, el ejército y la alta política que se tejió en Fort Detrick durante años.
Cuanto peor (para algunos), mejor (para otros)
Kadlec es uno de esos que se dedica a preparar “planes”, “escenarios” y “modelos” de futuro que, no por casualidad, tienen que ser apocalípticos porque justifican su sueldo e incrementan los pedidos a la industria armamentista y farmacéutica. Cuanto peor (para algunos), mejor (para otros).
Hace 25 años el Colegio de Guerra Aérea de Estados Unidos publicó un libro de texto de Kadlec titulado “Campos de batalla del futuro” (4) en el que llama al gobierno a crear una reserva masiva de vacunas y fármacos para “proteger a la población” de un ataque con armas biológicas, particularmente ántrax o viruela.
Son fabricantes de diferentes tipo de alarmas, algunas más aberrantes que otras. Por ejemplo, en uno de los escenarios los viticultores europeos liberan pulgones de la uva que han escondido en cajas de paté para atacar a los productores de vino de California.
Otro es el “terrorismo del maíz”: China planea “un acto de terrorismo agrícola” rociando con aviones comerciales los cultivos de maíz de Estados Unidos. De esa manera gana una parte significativa del mercado mundial, con miles de millones de dólares de beneficios, mientras que la cosecha de Estados Unidos queda arruinada, lo que conduce a un aumento de los precios de los alimentos…
Un tercero fue el “Dark Winter” (Invierno Oscuro) pronosticó los ataques con ántrax en 2001 tres meses antes de que se produjeran.
En busca de las armas de destrucción masiva
Ya hemos detallado anteriormente el vínculo de Bioport / Emergent Biosolutions con el ántrax y su vacuna correspondiente, a lo que se puede añadir el refuerzo de los planes de guerra bacteriológica desde entonces, que se consolidó con la Guerra de Irak, una guerra contra las armas de destrucción masiva que sirvió para desarrollar las armas de destrucción masiva y crear otras nuevas de la mano de Kadlec.
En 1994 Kadlec participó en una misión como inspector de armas de la ONU en Irak, acompañado por William Patrick y otros “expertos” del mismo corte. Luego volvió en 1996 y 1998 para seguir buscando ántrax. A pesar de lo que llamó “el régimen de inspección y vigilancia más intrusivo jamás diseñado e implementado” por la ONU, no encontraron nada.
Tras la invasión de 2003 Kadlec regresó a Irak dos veces más con el mismo resultado. En aquella época fue miembro del Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC) y estuvo asesorado por William C. Patrick III, un veterano del programa de armas biológicas del Pentágono que militarizó el ántrax y poseía no menos de cinco patentes clasificadas relacionadas con el uso de la toxina en tiempos de guerra.
Patrick advirtió al Pentágono del riesgo de un ataque con armas biológicas, particularmente con ántrax, en Irak, lo que impulsó al ejército a vacunar a decenas de miles de sus tropas con la controvertida vacuna AVA contra el ántrax. Kadlec inyectó personalmente el AVA a unos 800 soldados.
Era mentira, naturalmente, como reconoció el propio Kadlec más tarde en su testimonio ante el Congreso: ni durante la guerra ni después de ella hubo ningún programa irakí de armas biológicas. Ahora bien, dijo Kadlec, “los irakíes admitieron posteriormente haber adquirido grandes cantidades de un agente biológico, ántrax y toxina botulínica”, lo que sugiere que las advertencias de Patrick tenían un cierto fundamento.
Lo que Kadlec no mencionó es que aquellas “grandes cantidades” de ántrax y botulismo se las vendieron ellos a Irak a través de una asociación privada sin fines de lucro llamada American Type Culture Collection.
(1) https://www.acepnow.com/article/laying-the-groundwork-for-effective-disaster-response-an-interview-with-dr-robert-kadlec/?singlepage=1
(2) https://www.politico.com/news/2020/03/02/robert-kadlec-hhs-coronavirus-response-118934
(3) https://www.washingtonpost.com/investigations/before-pandemic-trumps-stockpile-chief-put-focus-on-biodefense-an-old-client-benefited/2020/05/04/d3c2b010-84dd-11ea-878a
(4) https://www.amazon.com/Battlefield-Future-Century-Warfare-Issues/dp/0898757894
Más información:
– Esas epidemias que se ensayan previamente para que luego nada sea una sorpresa: el caso del ántrax
– El lugar más cercano al infierno: Fort Detrick
– Estados Unidos empleó armamento bacteriológico durante la Guerra de Corea
– Estados Unidos realizó más de 239 pruebas con armas biológicas en ciudades densamente pobladas entre 1949 y 1969