El líder del Partido Popular, Pablo Casado, elaboró una agenda conjunta con los dos partidos marroquíes socios del PP en la Internacional Democrática de Centro, que contemplaba dos ejes: migraciones y el Sáhara. Pablo Casado tiene un vínculo especial con Marruecos desde que fue representante de España en la Unión por el Mediterráneo.
Reunión con la Embajadora en Génova
El pasado 24 de noviembre la Embajadora marroquí Karima Benyaich se reunía en la sede del Partido Popular de la calle Génova, en un gesto que si bien pasó desapercibido, constituía una evidente intromisión de la diplomacia del Reino de Marruecos en la política interna española. En la reunión, que hicieron pública varios medios afines al régimen de Mohamed VI, Casado y Benyaich hablaron del Sáhara y de inmigración, los temas que han dado lugar a los sucesos de estos días en Ceuta.
He mantenido una reunión con la Embajadora de Marruecos en España para fortalecer la relación entre nuestros países vecinos y aliados.
Hemos analizado la cooperación en materia económica, social y frente al terrorismo yihadista y la inmigración ilegal en el marco de la UE. 🇪🇸🇲🇦 pic.twitter.com/LLfPQiCecA— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) November 24, 2020
Dicha reunión, donde una Embajadora extranjera discutía la política a practicar con un dirigente opositor, era una violación flagrante del art. 41 del Convenio de Viena sobre relaciones diplomáticas, y debería haber conllevado la inmediata expulsión de la representante marroquí, pero no fue así.
Reunión con el gobierno marroquí
La situación se repitió el pasado 11 de mayo, cuando el líder del PP se reunió telemáticamente con Aziz Ajanuch, presidente del Partido Reagrupamiento Nacional Independiente (RNI) y ministro de Agricultura y Pesca de Marruecos, y con Nizar Baraka, secretario general del histórico Partido Istiqlal.
El día anterior, Baraka se dirigía a Casado en términos de afecto y agradecimiento, en una carta remitida a la Sede Nacional del PP, donde manifestaba que «no es una gran sorpresa, pero siempre es una gran satisfacción constatar, una vez más, que la familia política que [usted] lidera ha estado en primera línea para interpelar al gobierno de su país, tras la acogida en suelo español del líder de los separatistas del Polisario«.
«El PP no solo ha mostrado una amistad reiterada hacia Marruecos, sino que también ha demostrado una coherencia política y una empatía fraterna que lamentablemente ha faltado drásticamente en otras corrientes del escenario político español«.
Con estos antecedentes, y tras acordar con Marruecos la eliminación del Sáhara como asunto a tratar en la agenda del PP, no debe sorprender a nadie que las bravuconadas patrioteras de las últimas horas se centren en criminalizar a las miles de personas que en las últimas horas están huyendo del Reino de Marruecos, exigiendo su «inmediata devolución».
PSOE y Podemos se pliegan a Marruecos
Tras las revueltas populares que se produjeron en varios países del norte de África, en la conocida como Primavera Árabe, se ha visto como el tablero político de muchos de esos Estados ha cambiado de caras.
Pero Marruecos ha sido el país más inmune a los cambios. A pesar de ser uno de los países más represivos de África, para España se trata de un país «democrático» o un «faro de los Derechos Humanos», como lo calificó tiempo atrás el ex juez Baltasar Garzón en un foro que él mismo organizó en Marrakech.
Esta protección internacional, y especialmente la de España, que ha regado a los dirigentes marroquíes con millones de euros en «ayudas al desarrollo», ha hecho que el régimen sea aparentemente inmune a la inestabilidad que sin embargo tienen los Estados de su entorno.
El gobierno marroquí tiene perfecto conocimiento de la histeria que genera en la opinión pública española la cuestión migratoria, y sabe que una maniobra que «facilite» la entrada de miles de jóvenes en las ciudades de Ceuta y Melilla, va a traer la consecuente y sobreactuada reacción «patriótica» de la derecha. Y el PSOE y Podemos van a hacer suya dicha reacción.
El primer paso lo han dado en el día de hoy, cuando el Consejo de Ministros ha aprobado este mañana la entrega a Marruecos de 30 millones de euros para «ayudar» en su despliegue policial contra las personas que se concentran en las proximidades de las vallas de Ceuta y Melilla, a la espera de su oportunidad para entrar a España.
Golpe a los saharauis
Pero además, el gobierno español se aventura a dar un nuevo golpe al pueblo saharaui. Brahim Ghali, Presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, internado en un hospital de Logroño por un cuadro de neumonía bilateral complicada por una polineuropatía, ha sido citado a declarar por orden del juez Santiago Pedraz el próximo 1 de junio, acusado de «genocidio», que es la permanente acusación que Marruecos sostiene contra los dirigentes del Frente Polisario, y que nunca ha sido probada.
El dato más relevante es que esta citación se ha hecho a instancias de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, que depende directamente de la Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, que además es la pareja del lobbysta pro marroquí Baltasar Garzón.
Con el impulso del PP y la complicidad del PSOE y Podemos, Marruecos ha conseguido un efecto boomerang en la política interna española sin apenas costes, con el objetivo de que los representantes saharauis no gocen del apoyo del Estado español, que sigue apostando por el régimen de Rabat como el gendarme de África. O más sencillo: «fronteras tranquilas si no metes tus narices en el Sáhara«.