Coincidiendo con la convención del fin de semana en Madrid, el PP ha inundado los medios de comunicación con publicidad institucional. En diferentes anuncios en prensa e internet el partido de Gobierno promocionó su encuentro y los grandes logros del gobierno Rajoy.
El principal instrumento publicitario ha sido El País que durante el sábado y el domingo insertó como su principal publicidad mensajes directos e indirectos del gobierno y del PP.
La edición digital del diario se llenó de anuncios sobre la convención de los populares y su ofensiva de comunicación recientemente estrenada en internet y en la televisión. La mayoría de las veces los anuncios del gobierno iban acompañandos de informaciones de la propia convención.
Después de las últimas purgas y despidos colectivos, El País se ha convertido en el mejor soporte publicitario del PP, sumido en una vertiginosa carrera por evitar su desaparición y sin más criterio que el de los intereses capitalistas.
Desde el comienzo de la crisis en 2007 el diario ha perdido 460.000 compradores. En ocho años han perdido la mitad de sus ventas, desde los 999.527 hasta los 538.000. Las causas del hundimiento de uno de los aparatos ideológicos de los fascistas son dos. La primera es el absoluto descrédito en el que estaba sumido el diario desde hace años, que se ha puesto de manifiesto tras la proliferación de internet como medio de información alternativo. Nadie creía ya que El País fuera un diario «progresista», ni que tuviera nada de «centro izquierda». Ni siquiera nadie creía ya que no fuera otra cosa que un medio de intoxicación propagandística que se vendía al mejor postor, que siempre es el gobierno, El Corte Inglés y las grandes multinacionales.
La segunda cuasa del hundimiento es la crisis del capitalismo. A falta de compradores, El País subsistía gracias a la publicidad, lo que le ha conducido a otra crisis aún mayor porque el que paga manda y el diario se había vendido descaradamente a las empresas de publicidad. Dentro de poco sus ejemplares se regalarán en las paradas de autobuses.
Pero no es el único diario que naufraga. En este mismo periodo la difusión de La Razón se ha desplomado un 46 por ciento y la de La Vanguardia un 34 por ciento.