Desde el viernes por la mañana se escucharon disparos en Uagadugu, la capital de Burkina Faso. Los militares anunciaron que habían dado el segundo golpe de Estado del país en menos de nueve meses para derrocar al teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba.
Los militares que dicen formar parte del Movimiento Patriótico de Salvaguarda y Restauración (MPSR), el grupo que derrocó al presidente Roch Kabore el pasado mes de febrero. El nuevo hombre fuerte del país es el capitán Ibrahim Traoré y el nuevo golpe de Estado estaría motivado por el incumplimiento de los objetivos fijados durante el golpe de enero.
“El deterioro de la situación de seguridad que justificó nuestra acción (en enero), ha quedado relegado a un segundo plano, en beneficio de desafortunadas aventuras políticas. Lejos de liberar los territorios ocupados, las zonas que antes eran pacíficas han pasado a estar bajo el control de grupos terroristas armados”, dijeron los golpistas. “Ante el continuo deterioro de la situación, hemos emprendido repetidas gestiones para reorientar la transición hacia las cuestiones de seguridad [pero] el coronel Damiba ha persistido en la articulación militar que ha estado en la base del fracaso del régimen del presidente Roch Marc Christian Kabore”, añaden.
La llegada al poder, el pasado mes de enero, del teniente coronel Damiba fue bien recibida por una gran parte de la población debido a la inseguridad rampante en el país, con el telón de fondo de los atentados yihadistas. Pero desde entonces, su gobierno se ha enfrentado a crecientes críticas por sus dificultades para frenar a los yihadistas. El Estado no controla el 40 por cien del territorio.
El golpe fue acompañado de manifestaciones populares en las calles, en las que varios manifestantes ondeaban banderas de Rusia. También quemaron la embajada francesa y el Instituto Francés. Esta mañana se ha producido un segundo intento de asalto y los soldados franceses encargados de la seguridad han disparado botes de gas lacrimógeno contra los manifestantes para dispersarlos.
La mayor parte de la población cree que los colonialistas son la causa de todos los males de su país. A menudo azotados por los atentados yihadistas, muchos burkineses quieren seguir el ejemplo del vecino Malí y acercarse a Rusia.
Los golpistas han anunciado que convocarán una asamblea nacional para designar un nuevo presidente, “civil o militar”. De momento, las fronteras terrestres y aéreas siguen cerradas, la Constitución suspendida y las principales instituciones disueltas.
Desde la proclamación de su independencia en 1960, Burkina Faso ha conocido ocho golpes de Estado. El más conocido es el que en 1987 costó la vida al capital Thomas Sankara, uno de los héroes africanos de la descolonización.