El periódico está empeñado en ser el primero en difundir primicias falsas a toda velocidad y luego las tienen que quitar de los servidores. Le ha ocurrido a un artículo de Maggie Haberman publicado el 25 de junio. En su versión original seguía con la campaña habitual desde hace seis meses contra Trump y contra Rusia al mismo tiempo.
Según el artículo de Haberman, el pirateo de los servidores del Partido Demócrata en las elecciones presidenciales del año pasado en Estados Unidos procedía de Rusia. 17 centrales de espionaje confirmaban esa imputación.
Era mentira y el artículo se corrigió. Las centrales que apoyaban la tesis del candiato manchú no eran ni 17 sino 4 (DNI, CIA, FBI y NSA) y las 17 centrales de inteligencia no aprobaban esas conclusiones.
Pero la corrección es insuficiente: DNI no es una central de inteligencia, no ejecuta trabajo propio, sino que es un organismo de supervisión que se basa en las informaciones de terceras fuentes. En definitiva: no puede ser una fuente (ni buena ni mala).
Lo relevante es que lo de las 17 centrales no fue difundido por el New York Times sino por… Hillary Clinton el 19 de octubre del año pasado, en plena campaña electoral, lo que pone de manifiesto que tanto el periódico como la candidata forman parte de los golpistas de Washington.
Las reiteradas falsedades sobre el espionaje ruso y sobre Rusia, en general, una verdadera caza de brujas, están complicando la vida a los propagandistas del imperialismo. La CNN ya ha ordenado que cualquier noticia sobre Rusia sea previamente filtrada por dos revisores distintos cuyo papel es el de impedir publicar falsedades escandalosas, como las que han venido difundiendo hasta ahora.
Hay que disimular mejor; que no se note tanto…