El jueves Ucrania anunció una inminente contraofensiva en Bajmut y pidió acelerar la entrega de armas, aviones de combate y misiles de largo alcance. Luego, en una entrevista con el periódico japonés Yomiuri, Zelenski la pospuso “debido a las condiciones meteorológicas y los deslizamientos de tierras”.
Es bien sabido: desde los tiempos de Napoleón, Rusia gana las guerras gracias al mal tiempo, que siempre favorece al mismo ejército.
El plan ucraniano consistía en golpear en el emplazamiento de Orejovski. Para ello crearon en la ciudad un grupo de ataque de hasta un batallón reforzado.
Pero el mando del 58 Ejército Conjunto de Rusia se adelantó. Su artillería infligió daños masivos a las posiciones ucranianas y a sus arsenales. Por eso la ofensiva ucraniana ni siquiera pudo comenzar.
Desde las 9 de la noche más de 20 hoteles y escuelas que albergaban a recién formada brigada de asalto de la Guardia Nacional de Ucrania “Chervona Kalina” y otras unidades fueron atacados. Los rusos inutilizaron varios almacenes que contenían municiones, proyectiles de artillería, misiles antitanque y equipos de estacionamiento.
Las bajas ucranianas se estiman en medio millar de muertos y heridos. Internet fue cortado en la ciudad para evitar fugas de información. Los heridos fueron sacados por Zaliznichnoye en dirección a Gulyai-Pole.
Un portavoz del ejército ucraniano confirmó los ataques masivos rusos con munición aérea de precisión. Durante la noche, la aviación rusa llevó a cabo más de 10 ataques aéreos contra objetivos en la región de Sumy.
“La región de Sumy fue atacada por bombas guiadas lanzadas desde unos 10 aviones. Más de 10 de estas bombas guiadas atacaron objetivos en la zona. Las bajas se especifican allí”, reconoció en un comunicado de prensa Yuriy Ignat, portavoz del ejército ucraniano.
Se trata del mayor ataque de la aviación rusa contra las instalaciones fronterizas del ejército ucraniano en los últimos tiempos. Los militares ucranianos destacan el empleo de bombas guiadas de precisión, no de misiles, lo que puede indicar un aumento gradual de este tipo de armamento por parte de la aviación rusa.
El ministro ruso de Defensa, Serguei Shoigu, declaró que desde el inicio de la guerra, la aviación rusa ha destruido más de 20.000 instalaciones ucranianas, realizando más de 140.000 salidas.
Si se divide esta cifra por los 400 días de guerra, se obtiene una media de casi 360 salidas al día.
En 1999 durante el bombardeo de la OTAN contra Serbia, las fuerzas combinadas de todos los países de la Alianza realizaron una media de 250 salidas diarias, un 30 por ciento menos.