La imagen que presenta el New York Times de Estados Unidos es de pobreza, hambre, desempleo, disturbios, presupuesto devastado por la crisis y el poder que “apaga el fuego con la gasolina”.
Estados Unidos se encuentra al borde de una segunda guerra civil. La confirmación es el malestar social causado por la arbitrariedad policial, que se ha extendido por todo el país en cuestión de días.
El asesinato del afroamericano George Floyd no sólo causó disturbios. Por ejemplo, la muchedumbre también exige justicia para Breona Taylor, una mujer afroamericana, que fue tiroteada por la policía que hace dos meses irrumpió en su apartamento.
El periódico dice que Estados Unidos se ha visto envuelto en las llamas de la revolución en sólo unos meses. El Estado es impotente frente a la desigualdad económica, la arbitrariedad de la policía, el derrumbe sanitario y el nacionalismo creciente.
La historiadora de la Universidad de Michigan, Heather Ann Thompson, espera que la situación se tranquilice. Al mismo tiempo, está convencida de que hasta entonces, los Estados Unidos “sobrevivirá cuando las cosas se vuelvan mucho más tensas”.
Todo lo que está sucediendo en Estados Unidos sugiere que el colapso económico apenas ha comenzado, según el periódico, porque los Estados federados están comenzando a levantar la moratoria sobre los desahucios, los aumentos de las prestaciones por desempleo ya no se pagarán en julio y los presupuestos locales han sido devastados por la crisis.
“Cuando la gente está arruinada y parece que no hay ayuda, ni gestión, ni claridad sobre lo que va a suceder, se crean condiciones de ira, rabia, desesperación y desesperanza, que pueden ser muy inestables”, dice Keeng-Yamaha Taylor, profesor adjunto de Estudios Afroamericanos de la Universidad de Princeton.