Vayapordiós, ¿a qué me recuerda a mí esta música?, ¿a viejos tiempos?, ¿pero no estaban, o creíamos que estaban, felizmente «superados»? No queremos ir de graciosillos con estas ironías sarcásticas, pero pareciera que quisieran decir que, si la gente olvidara a los presos y sus causas e ideales políticos, y no se manifestaran molestando a los comercios y tenderos, no habría policía para reprimirlos, o sea, que los manifestantes son poco menos que unos provocadores y, aún peor, y apurando, unos «nostálgicos» que echan de menos los tiempos de los findes pamplonicas con carreras, saltos, broncas y demás emociones varias que le rejuvenecen a uno.
Es la teoría de Pepe Barrionuevo:¿Quién ha matado al muerto? La pistola -responde Auzoberri (en vasco)-, la culpa es de la pistola. Pues aquí lo mismo: ¿de quién es la culpa de que haya disturbios? De los manifestantes que la gozan con la «kale borroka» -que también creíamos «superada»– en vez de estar estudiando, ligando o tomando unas sanas birras y botellones, esto es, divirtiéndose.
Los maderos no, ellos cumplen con su deber, con su trabajo. Y quienes les mandan, también. Y los jueces, que les llaman «terroristas», ídem de ídem. Es el Estado de Derecho. Como en «los viejos tiempos», todo muy «camp». No espabilan, no entienden otro lenguaje los fascistas. Pero consiguen que se sumen a sus filas los «contrarrevolucionarios profesionales» del qué hay de lo mío que estoy ya viejo y cansado y tengo familia y achaques. Como decía José Martí, si estás achacoso, por lo menos ten el detalle de no estorbar a los que vienen detrás defendiendo las mismas causas de las que renegaste.
Buenas tardes.