Si en un caso funciona la represión, en el otro funciona el miedo. El que se cruza en tu camino es como una bomba ambulante que te puede contagiar y luego a su vez tú puedes contagiar a tu familia, poniendo en riesgo su vida, etc.
Han creado una sociedad dividida entre responsables e irresponsables. Incluso los familiares no se saludan, ni se besan, ni se abrazan; sólo se miran con desconfianza. “El hombre es un lobo para otro hombre”. Se puede decir que las relaciones sociales han desaparecido… salvo a través de un móvil, donde tus contactos los pueden vigilar y rastrear tanto los policías, los médicos y los jueces.
Ayer se produjo una enorme pelea en una playa de Bélgica que, como es habitual, se atribuye a unos jóvenes irresponsables que no cumplían las “normas de seguridad”.
El motivo es bastante diferente. La playa está en un pueblo costero en el que los belgas con dinero tienen una segunda residencia. Pero también se desplazan a ella personas que llegan en medios públicos de transporte, como el tren, para pasar un domingo agradable.
En Bélgica no es obligatorio el uso de mascarillas en lugares públicos, como la playa, pero hay que mantener la distancia social y cuando la marea sube no hay sitio para todos, de manera que alguien se tiene que marchar.
En la disputa interviene la policía, que toma partido por unos, los de dinero, los que tienen arraigo en el pueblo, frente a los veraneantes ocasionales. Los que están obligados a guardar la “distancia social” son los segundos, no los primeros, por lo que la policía trató de echarlos de la arena y se produjo el correspondiente altercado y enfrentamiento a palo limpio.
Los ayuntamientos de la costa han aprovechado la situación para convertir la actuación policial en norma de obligado cumplimiento. A partir de ahora, por motivos de salud pública, nadie podrá viajar a las playas los fines de semana.
Por su parte, la empresa pública de ferrocarriles ha dado la misma orden y no volverá a transportar a nadie a la playa porque, además, los trenes van repletos de viajeros los fines de semana.
Como quienes tienen una segunda residencia no viajan sino que están en la playa, les han arrebatado un lugar de esparcimiento a los sectores populares, que deberán quedarse en su casa pasando calor y aguantando que, además, los otros los califiquen de irresponsables.
Vídeo de los enfrentamientos en la playa:
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