Madrid desde un dron de la policía municipal |
Pero no sólo la policía, sino también la guardia civil, la policía municipal, el ejército, los mossos… Incluso los bomberos. El festival de la vigilancia total ha comenzado y no va a parar. El pretexto ya no es el terrorismo, ni el tráfico de drogas, ni las bandas armadas, ni los yihadistas… Todo eso se ha quedado muy pequeño. Ahora ha llegado la pandemia y el pandemonium.
Desde el aire vigilan con drones, pero no sólo las calles, sino también el interior de las ventanas y de los establecimeintos comerciales.
Además de observar, la policía graba porque los drones llevan cámaras de vídeo y nadie sabe qué es lo que pueden hacer con esas imágenes en su poder.
Los vigilantes son como los niños que quieren estrenar sus últimos juguetes. Se han aburrido de los ordenadores y ahora les han regalado drones. Hay tantos que han necesitado una torre de control propia, no sea que unos choquen con otros por exceso de celo.
Enaire se encarga del control y la navegación aérea de los drones policiales a través de su unidad Sysred H24 en municipios repartidos por toda la geografía, porque nadie se ha querido quedar fuera del invento.
Durante el estado de alarma el grupo de control aéreo ha registrado más de 40 peticiones de vuelos de drones. Son tan eficaces que, dos meses después, los drones de la Ertzantza no han conseguido localizar a los dos obreros sepultados en el vertedero de Zaldibar.