Junto con Estados Unidos y Canadá, Ucrania se ha negado votar a favor de una resolución rusa en la ONU que condena el enaltecimiento del nazismo.
En la votación los países de la Unión Europea se abstuvieron vergonzantemente, pero el caso de España es aún más escandaloso ya que en 2000 el Tribunal Constitucional protegió la apología del genocidio nazi, mientras que considera delito las injurias al rey o la exaltación de la guerrilla antifascista.
La víspera la Asamblea General de la ONU aprobó una propuesta de Rusia
exhortando a los países a tomar medidas más eficaces para luchar contra
la exaltación del nazismo y otras formas de discriminación racial,
xenefobia e intolerancia.
En una nota oficial el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores afirma que no entiende cómo es posible que un país como Ucrania, que conoció los horrores del nazismo durante la ocupación en la II Guerra Mundial, haya podido tomar una decisión así. Para entenderlo hay que tener en cuenta que hoy
Ucrania es el único país de Europa donde existen miembros de un partido nazi en posiciones de poder. El partido nazi se llama Svoboda (Libertad) y sus miembros en el gobierno son el ministro de Defensa (Igor Tenyukh), el viceprimer ministro para Asuntos Económicos (Aleksandr Sych), el ministro de Agricultura Igor Shvaika (uno de los mayores terratenientes de Ucrania), el ministro de Ecología (Andriy Moknyk, que había sido la persona de contacto con grupos nazis europeos), el director del Consejo Nacional de Seguridad Andry Parubiy (y director de la milicia militar del partido), el Fiscal General del Estado (Oleh Makhnitsky) y el ministro de Educación Serhiy Kvit, entre muchos otros.
En mayo, tras una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Ucrania, el representante de Rusia ante la ONU, Vitali Churkin, afirmó que a Rusia le preocupa el ascenso del nazismo en Ucrania: «Nos preocupa la tendencia de los jóvenes que salen con retratos de colaboradores nazis. Esto se utiliza como base para la hostilidad y, en particular, la hostilidad hacia Rusia», dijo Churkin.
En la cobertura de los medios imperialistas sobre los acontecimientos en
Ucrania impera una regla no escrita: cuando se trata de acciones contra la
población civil en el este del país, las palabras «nazi», «fascista» o «neonazi» son tabú. Los periodistas llaman «patriotas», «ultraconservadores» y «luchadores por la libertad» a los miembros de Pravy Sektor
(Sector Derecho) a pesar de que se identifican con símbolos nazis,
declaran abiertamente su lealtad al dirigente nazi ucraniano Stepan
Bandera, quien colaboró con la ocupación nazi durante la Segunda Guerra
Mundial, y se declaran incluso fieles a Hitler.
Los nazis de Pravy Sektor cuentan con el apoyo de varios gobiernos occidentales y de las grandes multinacionales, como Procter & Gamble, que incluyen en las cajas de detergente Ariel las cifras 88 y 18 que son utilizadas por los terroristas en Alemania para representar el saludo nazi «Heil Hitler» y el nombre de «Adolf Hitler», ya que corresponden a las letras A y H por su lugar en el abecedario.
En mayo de este año los neonazis ucranianos cometieron atrocidades en la localidad de Mariupol, en el este de Ucrania, silenciadas por los medios imperialistas. «Los medios occidentales de prensa no sólo culpan a Rusia de las muertes en el este de Ucrania sino que además evitan utilizar la palabra «nazi» en los materiales sobre los acontecimientos en el país», señala el canadiense Michel Chossudovsky. «De esa manera, la prensa occidental atribuye la responsabilidad de la matanza de Odesa a los partidarios de la federalización, evitando deliberadamente hablar de las acciones de carácter criminal cometidas por grupos neonazis», escribe Chossudovsky.
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