Ahora bien, Merkel señaló que solo negociaría un nuevo rescate a Grecia si contaba con la colaboración del Fondo Monetario Internacional. Por lo tanto, el rescate está condenado al fracaso.
El Fondo Monetario Internacional se lava las manos como Pilatos, como si no hubiera tenido nada que ver con los dos rescates anteriores, que también resultaron otros tantos fracasos.
La deuda griega que el año 2007 era del 95 por ciento del PIB, hoy es del 180 por ciento del PIB y los actuales programas de rescate la elevarán al 220 por ciento del PIB en 2017. Esta es una situación insostenible.
La retirada del Fondo Monetario Internacional deja a Alemania en solitario para afrontar el programa de rescate de 86.000 millones de euros acordado formalmente con Grecia el 13 de julio. El préstamo puente por 7.000 millones de euros concedido el 20 de julio, le permitió a Grecia pagar ese mismo día 2.100 millones de euros al FMI y 4.200 millones de euros al BCE, de los cuales más de 400 millones de euros eran intereses.
Para Schäuble, el ministro alemán de Finanzas, todos los países del sur de Europa abandonarán tarde o temprano el euro. El ministro alemán, al igual que Draghi, presidente del Banco Central Europeo, consideran que el euro en su forma actual, es un fracaso.