Según indicó la publicación, el espionaje inició en 1961, por orden del entonces director del organismo estadounidense, Edgar Hoover.
Para esa época García Márquez, contaba con 33 años de edad y acababa de llegar a Nueva York y tenía entre sus fines trabajar para la agencia Prensa Latina. Algo que según el FBI podía traducirse como “ayudar a establecer un servicio de noticias del Gobierno cubano”.
La agencia federal publicó un total de 137 páginas de sus archivos relacionados con García Marquez, sin embargo, aún quedan 133 páginas cuyo contenido se desconoce.
Según el mismo FBI, más de nueve personas fungieron como “informantes confidenciales” que además vigilaban las actividades de García Márquez, quien vivía en el país del norte con su esposa Mercedes Barcha y su hijo.
Gabriel García Márquez falleció en abril del año pasado. Durante su vida logró consolidarse como el padre del Realismo Mágico y uno de los mayores exponentes de la literatura latinoamericana.
En su trayectoria destacó su amistad con el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
El espionaje a artistas y literatos no es una novedad en Estados Unidos. Escritores como James Baldwin (activista por los derechos civiles de los afroamericanos), Langston Hughes, Richard Wright, Amiri Baraka y Claude McKay forman parte de la lista de quienes también han sido víctimas de intromisiones.
Rodrigo García, hijo del Nobel y actualmente cineasta, señaló que su familia no tenían pistas de que su padre fuera objeto de una investigación por parte del FBI, aunque la noticia no le sorprende. “Considerando el hecho de que este colombiano estaba en Nueva York para abrir una agencia de prensa cubana, hubiera sido inusual que no lo espiaran”, expresó.