Todo es mucho más caro. Gran parte de los productos de primera necesidad registran actualmente valores por encima de la inflación general: el pan, el arroz, la leche, el cine, el alcohol, el tabaco, la gasolina, los transportes, la carne, la fruta… todo. El impacto sobre el poder adquisitivo de los salarios ha sido impresionante, ya que ha afectado a lo más necesario.
Un periódico que en 2001 costaba apenas 150 pesetas, con el euro pasó a costar un euro (unas 166 pesetas) debido al redondeo.
El precio de la taza de café ha pasado de las 120 pesetas a costar 1,20 euros: 80 pesetas más, un incremento del 40 por ciento.
En Madrid un abono de transporte de 10 viajes antes costaba 785 pesetas y ahora 12,20 euros, un incremento de 1.240 pesetas.
Las cañas de cerveza también han sufrido el peso del euro. Una cerveza costaba 150 pesetas como mucho antes de los tiempos del euro, pero pasó en poco tiempo a costar 1,5 euros, y hoy en día de 2 euros no baja en muchos sitios.
En cuanto al menú, si antes un buen almuerzo en la calle costaba 1.000 pesetas, con el redondeo pasó a los 7 euros, y hoy en día es mejor ni preguntar.
En términos de inflación, los alimentos han subido casi un 32 por ciento, el transporte casi un 47 por ciento, la hostelería más de un 41,5 por ciento, la vivienda (a pesar de la crisis inmobiliaria) el 53 por ciento, la enseñanza se sitúa en el 44,5 por ciento y la pareja tabaco-alcohol cuesta hasta un 80 por ciento más.
Al que le llega para comer fuera de casa, la broma le sale cara, pero cocinar en casa también: un 7,5 por ciento más para ser exactos. Este porcentaje se computa entre el precio del aceite, que cuesta un 12,5 por ciento más, de la carne de ternera, que ha aumentado su precio en un 4,5 por ciento, del pescado, que cuesta casi un 3 por ciento más y de las legumbres y verduras, que han subido hasta un 5,5 por ciento.