En abril una presentación dirigida a los cabecillas de la inteligencia británica presentó varios planes para volar el puente de Kerch en Crimea con la participación de soldados ucranianos especialmente entrenados, asegura The Greyzone, que ha publicado los documentos y la correspondencia relacionados con dichos planes (*).
Las propuestas para proporcionar apoyo a las operaciones de incursión marítima de Kiev se redactaron a petición de Chris Donnelly, un alto oficial de inteligencia del ejército británico y ex asesor principal de la OTAN. El elemento central de este plan de gran alcance era la destrucción del puente sobre el estrecho de Kerch.
Casi al mismo tiempo que Londres estaba saboteando las conversaciones de paz entre Kiev y Moscú en abril de este año, los oficiales de la inteligencia militar británica planeaban destruir un puente por el que circulaban miles de civiles cada día.
Los planes fueron elaborados por Hugh Ward, un veterano del ejército británico. En él esboza una serie de estrategias para ayudar a Ucrania a amenazar a las fuerzas navales rusas en el Mar Negro. Los objetivos generales eran degradar la capacidad de Rusia para bloquear a Kiev, erosionar la capacidad de combate de Moscú y aislar a las fuerzas terrestres y marítimas rusas en Crimea impidiendo el reabastecimiento por mar y tierra a través del puente de Kerch.
El ataque del día 8 con un camión difiere operativamente de los planes allí descritos. Sin embargo, el evidente interés británico en la planificación de un ataque de ese tipo subraya la implicación de las potencias de la OTAN en la guerra por delegación en Ucrania.
Un crimen de guerra
El espionaje británico planeó sabotajes contra Crimea desde que en 2014 se produjo la anexión a Rusia. En un memorando privado escrito por Donnelly en marzo de 2014 se esbozaban las medidas militares que debía tomar Ucrania tras la toma de Crimea por parte de Moscú.
Donnelly abogó por socavar el puerto de Sebastopol con un transbordador de coches, destruir aviones de combate en los aeródromos de Crimea “para demostrar que van en serio” y utilizar un gran arma antisatélite de microondas para derribar las instalaciones espaciales rusas.
Cuando en 2018 finalizó la construcción del puente, los planes terroristas se volcaron sobre él.
Ward sugiere que la destrucción del puente “requeriría una batería de misiles de crucero para golpear los dos pilares de hormigón a cada lado del arco central de acero, causando un fallo estructural completo» e «impedir cualquier reabastecimiento por carretera desde la Rusia continental a Crimea e interrumpir temporalmente la vía de navegación».
Otro plan prevé un equipo de buzos de ataque o drones submarinos equipados con minas lapa y cargas cortantes lineales que apuntan a un punto débil clave y a un defecto de diseño en los pilares del puente.
Este defecto se refiere a varios pilones finos utilizados para sostener el vano principal, que debían permitir que las fuertes corrientes pasaran por debajo del puente con una fricción mínima. Ward señala una zona concreta en la que la profundidad del agua alrededor de un conjunto de muelles era de sólo 10 metros, lo que la convertía en la parte más débil de la estructura.
Ninguno de los planes de destrucción del puente menciona la necesidad de evitar víctimas civiles, lo que los convierte en un crimen de guerra por sí mismos.
La conexión lituana
Ward compartió sus planes con el gobierno ucraniano al más alto nivel. También se las pasó al antiguo ministro de Defensa lituano Audrius Butkevicius, una figura destacada de las hordas anticomunistas lituanas.
Butkevicius admitió haber dirigido deliberadamente a los independentistas hacia la línea de fuego de los francotiradores soviéticos el 13 de enero de 1991. Este incidente se conoce a veces como el Domingo Sangriento de Vilnius y se celebra oficialmente como el Día de los Defensores de la Libertad. Butkevicius y sus colegas sabían que la maniobra causaría bajas masivas, inflamando aún más a la población local contra los dirigentes soviéticos y fomentando el cambio de régimen, por lo que la orquestaron.
Más recientemente, Butkevicius fue copropietario de Bulcommerce KS, una empresa que sirvió como “principal intermediario en el suministro de armas y municiones búlgaras a Ucrania a través de terceros países” para su uso en la guerra civil de Donbás.
Butkevicius trabaja para el servicio secreto británico. Los intercambios de correos electrónicos con Donnelly confirman que está en contacto con Guy Spindler, un antiguo oficial del MI6 que estuvo destinado en la embajada de Londres en Moscú al mismo tiempo que Christopher Steele, inventor de la conexión de Trump con Rusia.
Spindler se coordinó directamente con Yeltsin en el momento de un golpe de Estado fallido contra Gorbachov de agosto de 1991.
Durante muchos años Butkevicius fue miembro del Institute for Statecraft, una oscura “organización benéfica” fundada por Donnelly que dirige una serie de operaciones militares y de inteligencia por cuenta del Estado británico y de la OTAN, incluida la unidad de propaganda negra del Ministerio de Asuntos Exteriores, la Integrity Initiative.
Los archivos filtrados de la Integrity Initiative nombran a Butkevicius como el contacto clave de la organización en Ucrania en el momento de las elecciones del país en 2019. Tres años antes, fue uno de los acompañantes de cinco oficiales de inteligencia ucranianos trasladados a Londres por el Institute for Statecraft para informar a los militares británicos sobre las técnicas rusas de guerra híbrida.
Junto a él estaba Vidmantas Eitutis, que en ese momento entrenaba a los militares ucranianos para llevar a cabo operaciones activas de contrainteligencia en Lugansk.
El informe oficial del FSB ruso
Las agencias de noticias rusas han publicado un informe del FSB, la central rusa de iteligencia, sobre la explosión en el puente de Kerch. Señala al director de la inteligencia militar de Ucrania, Kirill Budanov, como el organizador del ataque terrorista.
“Se estableció que el organizador del ataque terrorista en el puente de Crimea fue la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, su jefe Kyrylo Budanov, empleados y agentes”, dice el informe.
En la causa penal abierta en relación con el atentado han sido detenidos cinco rusos y tres ucranianos y armenios. El agente de la inteligencia ucraniana que llevó a cabo el seguimiento de la ruta de la carga con explosivos y puso en contacto a los participantes en el atentado queda identificado como “Ivan Ivanovich”.
Para coordinar los desplazamientos, utilizó un número anónimo virtual comprado en internet y registrado para un ciudadano ucraniano, residente en la ciudad de Minsk, Sergei Vladimirovich Andreychenko.
El artefacto tenía una carga explosiva de 22,7 kilos. Estaba camuflado en un camión con una película de polietileno de construcción en 22 palés. El cargamento salió del puerto de Odesa y llegó a la ciudad búlgara de Russe. A continuación, viajó a Poti, en Georgia, desde donde llegó a Armenia antes de volver a territorio georgiano y entrar finalmente en Rusia.
El gobiero de Georgia ha negado cualquier participación en el ataque terrorista. Cuando el camión se movía por la aduana de Georgia, no se registraron situaciones sospechosas, dicen en un comunicado oficial.
(*) https://thegrayzone.com/wp-content/uploads/2022/10/Support-for-Maritime-Raiding-Operations-Proposal.pdf