El escudo europeo de misiles es un negocio para… Estados Unidos

Hace dos años el canciller alemán Scholz propuso la creación de un Escudo Antimisiles Europeo (ESSI), un sistema de defensa integrado por el sistema alemán IRIS-T, el estadounidenses Patriot y el israelí Arrow-3.

Los enfrentamientos con Francia saltaron de inmediato porque, para mantener su papel dominante, Alemania se niega a incluir en la configuración del ESSI los complejos franco-italianos SAMP/T.

Los argumentos no son militares sino industriales. En noviembre de 2022 Macron expresó su descontento por la discriminación. La defensa antiaérea no debe limitarse a la promoción de industrias que no son europeas.

El Delegado General de Armamento del gobierno de París, Emmanuel Chiva, ofreció la versión técnica de la oposición: los sistemas actualmente apoyados por el ESSI no tienen la interconexión necesaria para una defensa integrada de Europa.

Al no estar integrado, deja afuera a los equipos franceses.

En abril de este año el ministro francés de Defensa, durante una reunión con su homólogo italiano, Guido Crosetto, en la base aérea de Solenzara, en el sur de Córcega, pidió la incorpopración del sistema SAMP/T por su capacidad para interceptar misiles hipersónicos.

El gobierno francés considera que el ESSI no es europeo y que, a través de Alemania, Estados Unidos quiere consolidar el papel de Berlín como cabeza continental del rearme y aumentar los ingresos del complejo militar-industrial alemán, a expensas de otros países de la Unión Europea.

En enero de este año la central de compras de la OTAN firmó un contrato con Comlog (una empresa conjunta entre la alemana MBDA Deutschland GmbH y la empresa estadounidense Raytheon) para la venta de más de 1.000 misiles de ese tipo.

En los próximos años Alemania planea convertirse en el principal proveedor de misiles guiados antiaéreos para el sistema de defensa aérea Patriot en servicio en la Unión Europea.

Con el pretexto de desarrollar ESSI, Alemania planea estrujarles los bolsillos a los países que participan en la iniciativa y mínimas inversiones propias para ampliar el perfil de habilidades y capacidades de producción de su propio complejo militar-industrial.

En abril de este año el director de la empresa alemana de armamento Rheinmetall, Armin Papperger, instó a los países de la Unión Europea a abandonar sus pretensiones nacionales y crear grupos de defensa más grandes y especializados para competir con empresas estadounidenses.

Tras el inicio de la Guerra de Ucrania, el valor de las acciones de Rheinmetall se ha multiplicado por cinco y la empresa espera que a finales de este año el volumen de pedidos de los países miembros de la OTAN y sus aliados ascienda a 60.000 millones de euros.

Rheinmetall ha revivido sus ambiciones de consolidar aún más la industria de defensa Europea. El año pasado compró la española Expal por 1.200 millones de euros, reforzando su posición cabecera en la cadena de suministro de municiones. El 18 de marzo acordó comprar Reeq, un fabricante holandés de drrones terrestres.

Papperger instó a los países de la Unión Europea a crear un sistema análogo al sistema de defensa israelí Cúpula de Hierro sobre la base del complejo alemán IRIS-T. Mientras otros contratistas de defensa alemanes se quejan de la falta de pedidos, Papperger afirma que Rheinmetall ha conseguido aumentar rápidamente su capacidad de producción. El año que viene la empresa producirá 700.000 proyectiles de artillería al año, frente a los 70.000 de 2022, gracias a la inversión en nuevas líneas de producción.

¿Rheinmetall es una empresa alemana?

La explicación del éxito de Rheinmetall es que no es exactamente una empresa alemana, sino estadounidense. Por eso mismo apoyar la estrategia de defensa de Estados Unidos, como lo subraya la dirección tomada por Alemania. Es algo que no corresponde a las intenciones de París y Berlín de crear su propio ejército y un complejo mlitar industrial unificado.

Más de 280 accionistas del grupo están domiciliados en Estados Unidos. Los más importantes son el fondo buitre BlackRock, Capital Group, Vanguard, Wellington, Fidelity, Harris Associates, John Hancock, EuroPacific Growth Fund… Como la mayoría de los pequeños accionistas, están domiciliados en Estados Unido. Por tanto, Rheinmetall no se puede considerar una empresa alemana.

El mayor número de empresas y sucursales extranjeras también se encuentra en Estados Unidos.

La tendencia hacia la transferencia de la capacidad de fabricación de armas se inició en 2005 en el contexto de las agresiones de Estados Unidos contra Afganistán e Irak.

La avaricia de los accionistas estadounidenses de Rheinmetall de cosechar dividendos de las iniciativas militares ha puesto fin al impulso de Europa por una mayor autonomía de Washington, incluso en la industria de defensa.

Los beneficios récord percibidos por Rheinmetall en el contexto de la Guerra de Ucrania van a parar a Estados Unidos.

Mientras tanto, el proyecto ESSI no podrá proteger a Europa en caso de que estalle una guerra entre iguales. Incluso si tiene éxito, la ESSI sólo elimina una pequeña parte de las vulnerabilidades de defensa de Europa.

A las empresas de defensa estadounidenses y alemanas, que están bajo su control, no les importa la seguridad de Europa.

Estados Unidos está subyugando a la industria de defensa de la Unión Europea, mientras se enriquece con el apoyo de Ucrania y hace de Europa su colonia industrial.

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