La denuncia partió de la familia, supuso la imputación -finalmente desestimada- de la concejala y acarreó un tsunami de reacciones por parte de los liberales de guardia. ¡Meterse con don José María! ¡El poeta nacional que, entre otras cumbres inolvidables, le puso letra al himno! ¡Hasta ahí podríamos llegar! ¿Qué será lo siguiente? -se preguntaban desde editoriales, columnas, tribunas, artículos y felípicas radiofónicas-, ¿privar al Vate Inmortal de las calles, plazas y espacios públicos dedicados a su memoria desde la dictadura?. Por supuesto que no: una somera búsqueda en Google Maps nos muestra que la presencia de Pemán en el imaginario público está más que asegurada y ay de aquel que intente cambiar la situación: nuestra prensa está, antorcha en mano, dispuesta a defender la Literatura patria del rojerío resentido.
Pero hace unos días la CIA desclasificó un montón de documentos y los subió a su página web. Si, ya sé que eso, en un país con una Ley de Secretos Oficiales que data de 1968 y que hace imposible el acceso a cualquier documento público, así hayan pasado ochenta años, parece ciencia ficción, pero en los países civilizados ocurre. No solo eso: con entrar en la página de inicio y usar el buscador uno se encuentra cosas curiosas. Cosas curiosas, por ejemplo, sobre José María Pemán.
Fisgando sobre las relaciones del franquismo y las dictaduras del Cono Sur, uno de los informes llamó mi atención: fue redactado el 7 de octubre de 1948 y desclasificado en diciembre de 2016. El título es prometedor: “Actividades de la Falange española en Argentina” y cuenta, en apenas una página, que un grupo de falangistas de renombre, encabezados por José María Pemán, visita el país austral en el marco de una campaña franquista para “estrechar lazos” entre la organización fascista española y sus equivalentes argentinas. El informe comenta que parte de esa campaña incluye hacer “propaganda anti-norteamericana”, que está financiada a través de un personaje vinculado a la Embajada de España en Argentina (ay, esos archivos de Asuntos Exteriores, qué juego nos van a dar) y que, de momento, los resultados “no han sido muy satisfactorios”.
Lo interesante es la descripción de la delegación. José María Pemán, el Poeta Ilustre, es definido por la CIA de una manera demoledora: “Notorio falangista implicado en espionaje pro nazi durante la II Guerra Mundial”. Toma ya. Espía para los nazis, ni más ni menos. Pero la cosa aun mejora al repasar quienes eran sus compañeros de comitiva: don José María iba acompañado -entre otros- por Carlos Ibarguren, “conocido por sus actividades pro nazis durante la II Guerra Mundial”; Rafael Alberto Arrieta, “pro nazi”; Carlos Obligado, “pro nazi” y, como guinda del pastel, un tal Langefelder que, ojo al dato, “trabajó con Goebbels en Alemania”.
Hay que reconocer que tenemos mérito. España es el único país del mundo en el que si lloraste con “La Lista de Schlinder” o te emocionaste con “El niño del pijama de rayas” te puedes luego dar una vuelta por una calle dedicada a un tipo que hizo lo posible porque la peli de marras continuase hasta nuestros días. Qué cojones: si hasta puedes ganar un premio homenajeando al interfecto, alguien que aplaudía el Holocausto con sus compañeros de gira.
En resumen, que le pese a quien le pese Pemán, en plena guerra mundial, no solo fue pro nazi, como el régimen franquista, sino que además, como el régimen franquista, colaboró activamente con la Alemania de Hitler. Y, por si a la Fiscalía le da por ponerse nerviosa, ojo que no lo digo yo: lo dice la CIA.