El envenenamiento con los pesticidas que se utilizan en la agricultura causa 200.000 muertes cada año

Un informe de la Relatora Especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación, Hilal Elver, afirma que el envenenamiento con los pesticidas que se utilizan en la agricultura causa 200.000 muertes al año.

La relatora resalta el “enorme poder” del “oligopolio de la industria química”, donde tres grandes multinacionales, Bayer-Monsanto, Syngenta-ChemChina y Dow-Dupont, controlan más del 65 por ciento de las ventas mundiales de plaguicidas y el 61 por ciento de las ventas comerciales de semillas.

El informe critica a los monopolios acusándoles de negar de forma sistemática la magnitud de los daños que provocan, así como de desarrollar tácticas agresivas y poco éticas en el ámbito de la mercadotecnia. Bayer-Monsanto, Syngenta-ChemChina se niegan a divulgar sus propios estudios sobre los efectos nocivos de sus productos.

Elver acusa a las grandes multinacionales del sector de organizar campañas para desprestigiar a los científicos que sugieren esos peligros del uso de plaguicidas, y alerta de la existencia de “puertas giratorias” entre los organismos que elaboran las normas para el sector y la industria.

“Otras prácticas flagrantes son, por ejemplo, infiltrarse en los organismos federales de regulación”, señala el informe, que descalifica la venta en países en desarrollo de productos prohibidos en el propio, y cita el caso del monopolio Syngenta, que vende el polémico compuesto paraquat pese que lleva años prohibido en Suiza (sede de la compañía) y otros países.

“Los pesticidas peligrosos implican un costo considerable para los Gobiernos y tienen consecuencias desastrosas para el medio ambiente, la salud humana y la sociedad en su conjunto, afectando a diversos derechos humanos y sometiendo a determinados grupos a un riesgo mayor de ver vulnerados sus derechos”, asegura el documento, que reconoce muertes por intoxicación, graves efectos para las personas y para el planeta, contaminación y degradación del suelo” y de las presiones de los monopolios sobre los Estados.

Para ilustrar el efecto negativo de los pesticidas, en su informe la Relatora Especial hace referencia, entre otros muchos, a casos como el uso del DCBP (un producto hoy prohibido y considerado cancerígeno) en plantaciones bananeras de todo el mundo, que dio lugar a casos de esterilidad en trabajadores expuestos en Davao (Filipinas).

Muchas empresas agroalimentarias aseguran que con el crecimiento drástico de la población humana, los plaguicidas son imprescindibles para la industria alimentaria. Sin embargo, Hilal Elver sostiene que tales afirmaciones son un mito.

La relatora advierte que los plaguicidas “no tienen nada que ver” con la tarea de acabar con el hambre, y matiza que los problemas que la humanidad afronta hoy en día no están relacionados con capacidades de la producción sino con la pobreza, la desigualdad y la distribución.

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