Al parecer, estas misiones militares se llevaron a cabo en las zonas controladas por las milicias kurdas de YPG.
El propósito de las misiones era establecer contactos con YPG en Siria para que hicieran de confidentes y espiaran a los potenciales miembros belgas del Califato Islámico que operan dentro del país.
Sin embargo, el ministro de Defensa, Steven Vandeput, negó que sus hombres estuvieran “implicados en la elaboración de un listado de personas a asesinar”.
La información también indica que fue el antiguo jefe de la SGRS, el espionaje militar belga, el general Eddy Testlemans, tomó la iniciativa y que el ministro Vandeput no debía intervenir para eludir responsabilidades.
Testlemans sólo obtuvo la autorización del Consejo de Seguridad Nacional, de forma cifrada, una vez que la operación se completó. Este procedimiento permitió que todo el mundo estuviera cubierto políticamente porque el ministro de Defensa ha repetido mil veces la mentira de que no había soldados belgas, ni en Irak ni en Siria.
Hace tiempo que la prensa belga ha divulgado la presencia de su ejército en Siria, a donde han enviado material de combate, como aviones F16 para participar en los bombardeos de la llamada “coalición”.
Según el periódico “La libre Belgique”, el ejército participa en la Guerra de Siria desde setiembre de 2015, cuando llegaron los rusos. El 21 de diciembre del año pasado gobierno prorrogó la presencia de sus tropas dentro de la “coalición” hasta finales de 2018.
Dos soldados belgas especialistas en espionaje, añadía dicho periódico (*), tienen su base en Zarqa, a 40 kilómetros al noreste de Amman, la capital de Jordania.
(*) http://www.lalibre.be/actu/belgique/des-soldats-belges-collectent-de-l-info-en-syrie-5aa17de6cd702f0c1a328996