El general egipcio Al-Sissi |
Lo solemnizó en una entrevista a la televisión pública portuguesa RTP repitiendo las mismas palabras que viene utilizando el Kremlin para hablar de Siria y que no son muy escuchadas: soluciones políticas y respeto a la voluntad popular.
Al cabo de unas semanas el dirigente de la inteligencia siria, el general Ali Mamluk, se acercó a El Cairo y pronto aparecieron 200 consejeros militares egipcios en Damasco para reforzar las operaciones militares contra el yihadismo.
Luego una unidad de 18 pilotos de la aviación egipcia se desplegó en una base militar del centro de Siria, aunque información fue oficialmente desmentida en El Cairo, pero no en Damasco.
Una de las consecuencias de este acercamiento, es el enfrentamiento paralelo con los saudíes. En octubre el embajador egipció en la ONU apoyó una propuesta rusa sobre Siria e inmediatamente los jeques suspendieron el suministro de petróleo a Egipto.
Desde el contragolpe de Estado de 2013 que acabó con el gobierno de los Hermanos Musulmanes, Arabia saudí estaba financiando al nuevo gobierno militar de Sissi y esta dependencia toca a su fin, poniendo de manifiesto el alejamiento del mundo árabe con las potencias imperialistas.
Rusia fue la primera potencia en manifestar su apoyo al contragolpe de Sissi, mientras Estados Unidos mostró -ya entonces- los síntomas de una parálisis de la que aún no ha salido. Ahora el material militar llega a Egipto desde Rusia, hasta el punto de que ambos ejércitos han realizado maniobras conjuntas.
De rebote, las buenas relaciones de Rusia con Egipto son una de las grandes claves para resolver el rompecabezas libio.