En España el gobierno y sus medios de propaganda siguen contando un cuento de hadas. Todo va bien o muy bien. Las cifras de empleo son las mejores de la historia. La inflación ya no sube tanto. El PIB ha crecido más de lo esperado…
Pero si repasamos las noticias de las agencias internacionales lo que leemos es otra cosa.
En Estados Unidos la crisis bancaria se agrava a cada paso y se avecina otra disputa sobre el techo de la deuda. ¿Se declarará en quiebra la mayor potencia económica mundial?
La cotización del petróleo se mantiene en niveles aceptables. Los precios no se han disparado gracias a la recesión en ciernes. En Alemania esperaban una caída del 2,3 por cien de los pedidos industriales y el descenso ha sido del 10,7 por cien (cinco veces más).
El precio del oro se puso ayer en 2.039 dólares. Ha subido un 27 por cien desde otoño del año pasado. La plata ha subido casi un 30 por cien desde principios de marzo.
Los artículos sobre la desdolarización llenan las columnas de los medios de comunicación. Nadie duda de que ocurrirá, las apuestas son sobre cuándo ocurrirá.
Amenaza con convertirse en una cuestión de seguridad nacional, es decir, en parte de la guerra económica. Una caída repentina de la demanda de dólares podría provocar una inflación mayúscula y una crisis aún mayor de la deuda en Estados Unidos.
Pero los economistas no prestan atención a las noticias bélicas: Estados Unidos y sus secuaces europeos sancionaron a Rusia, embargaron sus activos y la expulsaron del sistema de pagos Swift. En otras palabras, se pusieron la soga en el cuello.
Todos los países del mundo ha caído en la cuenta de lo más obvio: el dólar no puede ser un “medio de atesoramiento”, como decía Marx. Los países sólo pueden acumular dinero de verdad, o sea, oro. Una divisa sólo puede funcionar como reserva si es segura, si está siempre disponible, pase lo que pase, aunque estalle una guerra mundial.
Las monedas fiduciarias son para los siervos, se decía antiguamente, sólo el oro es dinero, la moneda de los reyes. Ha sido necesaria una sacudida militar para que el mundo entero abra los ojos estupefacto y busque una alternativa al dólar, que en ningún caso puede ser el yuan, ni ninguna otra divisa fiduciaria. Sólo el oro es capaz de desempeñar ese papel.
El dólar se ha debililtado al mismo ritmo que se ha militarizado. Pero para funcionar como reserva, una moneda debe inspirar confianza por sí misma, no por la fuerza de las armas. “Cuando las barbas de tu vecino (Rusia) veas pelar, pon las tuyas a remojar”, dice el refrán. El mundo ya no se fía del dólar porque no se fía de Estados Unidos y de la manera en que ha manipulado la moneda desde 1945.
Para Estados Unidos lo peor de todo es que muy pronto el mundo verá que esta caída del dólar les viene muy bien, por una sencilla razón: la mayor parte de la deuda soberana está nominada en la divisa estadounidense. Si el dólar se deprecia, tendrán que devolver menos dinero.
Si, es verdad, los países sólo pueden acumular dinero de verdad, o sea, oro. ¿Pero NO ES TAMBIEN LA FUERZA, UN GRAN APARATO MILITAR, ORO? Porque con este gran poder, ¿no podríamos apoderarnos del oro esté dónde esté? No somos economistas ni un abogado del diablo (aúnque nos gustaría serlo por lo bien que nos caen los demonios) Al respecto, Manuel Freytas tiene un artículo en Rebelión, titulado ‘Por qué EE.UU. y el dólar no se pueden caer’ , 04/08/2011, https://rebelion.org/autor/manuel-freytas/
Dice su síntesis: «En la trama del sistema capitalista globalizado la moneda estadounidense cumple las funciones de reserva mundial, sirve de respaldo para la mayoría de las monedas, interviene en la mayoría de las transacciones comerciales y operaciones financieras, y hace de medio internacional de pago. En este escenario, su caída significaría el fin del patrón dólar, y generaría una mundialización de la crisis en la que ningún Estado capitalista podría sobrevivir. Si se cayeran EEUU y el dólar, sería como si una bomba nuclear estallase en la economía y en el sistema capitalista y nadie podría escapar con vida de la radiación que se desataría a escala planetaria»
Sabemos que no representa muy bien el presente de hoy en día y sus conceptuaciones geoestratégicas no son muy sofisticadas en relación a los cambios que se dan en la actualidad, pero, volvemos a enfatizar, ¿NO ES TAMBIEN LA FUERZA, UN GRAN APARATO MILITAR, ORO? Porque vuestro simpático barquito de guerra hecho de papel-dólar, echando humos por sus tres chimeneas, resulta un poco distinto de sus barcos -y submarinos- de guerra cargados con 16 misiles balísticos intercontinentales cada uno de ellos con 6-8 ojivas nucleares programadas para impactar en precisas coordenadas geodésicas…¿Y SI ESTO NO ES ORO, ORO PURO, QUÉ ES ENTÓNCES?…Claro que también se podría argumentar que «no es oro todo lo que reluce «. Pero esto es otra epistemología refranera que no entra ahora en cuadrante