– COBRADOR.- La luz. Dos calas. (Le tiende el recibo.Otra puerta se abre y aparece PACA, mujer de unos cincuenta años, gorda y de ademanes desenvueltos. El COBRADOR repite, tendiéndole el recibo). La luz. Cuatro diez púas.
– GENEROSA.- (mirando el recibo) ¡Dios mío! ¡Cada vez más caro! No sé cómo vamos a poder vivir. (Se mete)
– PACA.- ¡Ya, ya! (Al Cobrador) ¿Es que no saben hacer otra cosa que elevar la tarifa? ¡Menuda ladronera es la Compañía! ¡Les debía dar vergüenza chuparnos la sangre de esa manera! (El Cobrador se encoge de hombros) ¡Y todavía se ríe!
– COBRADOR.- No me río, señora. (A ELVIRA, que abre otra puerta). Buenos días. La luz. Seis sesenta y cinco (Es una linda muchacha vestida de calle, recoge el recibo y se mete.)
– PACA.- Se ríe por dentro. ¡Buenos pájaros son todos ustedes! Esto se arreglaría como dice mi hijo: tirando a más de cuatro por el hueco de la escalera.
– COBRADOR.- Mire lo que dice,señora. Y no falte.
– PACA.- ¡Cochinos!
– COBRADOR.- Bueno, ¿me paga o no? Tengo prisa.
– PACA.- ¡Ya va,hombre! Se aprovechan de que una no es nadie, que si no…
– PACA.- ¡Está muy mal! ¡A ver si hay suerte, hombre, al bajar la escalerita! (Quiere que se la pegue).
Así empieza «HISTORIA DE UNA ESCALERA» que escribiera nada menos que en 1949 el dramaturgo Antonio Buero Vallejo (condenado a muerte en la posguerra por «adhesión a la rebelión» contra la sublevación militar-fascista) y por cuya obra de «carácter social», como se decía entonces, fue premiado con los más altos galardones de la crítica franquista.
Hace una semana se murió una señora octogenaria por no pagar la luz, «pobreza energética», creo que le llaman, y así unos cinco millones de personas. Sólo por este episodio, en el que Gas Natural y el Ayuntamiento se tiran los trastos culpándose unos a otros, ya sería motivo suficiente para acabar y tumbar este maldito sistema capitalista sin entrañas y ávido de beneficio. ¿Que ha llovido mucho desde la pieza de Buero? Pues no lo parece, a juzgar por lo que vemos ahora, oiga.
Nota.- Me he permitido algunas pequeñas licencias en el texto del alcarreño Buero Vallejo (1916-2000), «calas», «púas» (donde se dice «pesetas») y alguna acotación («quiere que se la pegue»).
Buenas noches.