Durante una reunión en Uagadugú, la semana pasada Ibrahim Traoré, dirigente de Burkina Faso, declinó una oferta de Arabia saudí para financiar la construcción de 200 mezquitas en su país, que ya tiene suficientes centros religiosos, muchos de las cuales están infrautilizados, dijo.
El capitán Traoré, que es musulmán, sugirió que los fondos se destinaran a proyectos prioritarios que beneficien directamente al pueblo burkinés, como escuelas, viviendas, hospitales y empresas que generen empleo, en lugar de instalaciones religiosas.
La decisión se enmarca en su política de priorizar el bienestar económico y social sobre iniciativas que podrían percibirse como una expansión de la influencia saudí, alineada con la “sharía”, que él no considera una necesidad para los burkineses.
Traoré ha priorizado la autosuficiencia económica y el desarrollo de infraestructuras críticas desde que asumió el cargo. Ha dicho que no quiere que los jóvenes de su país emigren y que para ello es necesario tener fábricas que, además, eviten las importaciones de ciertos bienes de primera necesidad.
A principios de este mes su gobierno creó el Complejo Industrial de Detergente Fassi (CIDF), inaugurado por Traoré en Pabré, en la región central del país.
El CIDF, una fábrica que produce detergentes en polvo, jabones líquidos y sólidos con una capacidad de 300 toneladas diarias, es un proyecto impulsado por el sector privado burkinés, específicamente por el empresario El Hadj Mady Sawadogo, con un costo de unos 7,5 millones de dólares.
Durante la inauguración, Traoré destacó que la fábrica simboliza “nuestra capacidad para construir una economía fuerte y soberana” y expresó su compromiso de apoyar iniciativas industriales que reduzcan la dependencia de importaciones y generen empleo local.
Desde que asumió el poder en septiembre de 2022, Traoré ha priorizado la autosuficiencia económica, como la nacionalización de las minas de oro, la apertura de refinerías y el fomento de la producción local, como fábricas de procesamiento de tomate y algodón.
Tampoco quiere depender de influencias extranjeras, como el FMI o potencias coloniales históricas. Su gobierno busca frenar la emigración juvenil fomentando el desarrollo interno para retener el talento y la fuerza laboral en Burkina Faso, que es muy importante en un país donde la inseguridad y la pobreza han empujado a muchos a buscar oportunidades en otros países.