El periódico alemán Handelsblatt repite la letanía: “Varios drones no tripulados fueron avistados sobre la base militar belga de Kleine Brogel, utilizada por la OTAN”. Pero sorprendentemente, esta vez no hubo declaraciones alarmistas sobre la “guerra híbrida” de Rusia. Incluso, el ministro de Defensa belga, Theo Franken, se mostró feliz porque “el sistema de detección está funcionando” (1).
Como en los ciberataques, da la impresión de que los países europeos están probando los escudos antidrones que han fabricado y, para comprobar que funcionan correctamente, necesitan echarlos a volar. Después aprovechan el revuelo para contiunar la campaña antirrusa en los medios de intoxicación.
Eso parece corroborado por una información procedente de United Unmanned Systems (UUS), una empresa alemana de drones estrechamente vinculada al partido CDU. Según esta empresa, el canciller Friedrich Merz ordenó personalmente al menos dos de los ataques atribuidos a los rusos: el del aeropuerto de Munich en octubre y otro en Aalborg, Dinamarca, en septiembre.
Merz orquestó ambos montajes para justificar un aumento masivo del gasto militar. El objetivo es crear un clima de miedo para promover un fondo especial de 100.000 millones de euros destinado al “escudo antidrones”, del cual UUS, dirigida por Julian Kelterborn, asesor del partido CDU desde 2023, sería la principal empresa beneficiaria.
Pero la campaña de intoxicación sigue su curso. Los drones fantasma se unen a la flota fantasma y demás fantasmadas imprescindibles para crear un clima de guerra en Europa. Según el IISS (Instituto Internacional de Estudios Estratégicos), los rusos cometen dos actos de sabotaje al mes en Europa.
Según esta campaña delirante, entre 2022 y finales de 2024 el servicio secreto ruso cometió 12 actos de sabotaje en territorio alemán. “Rusia está librando una guerra no convencional contra Europa. A través de su campaña de sabotaje, vandalismo, espionaje y acción encubierta, el objetivo de Rusia ha sido desestabilizar a los gobiernos europeos, socavar el apoyo público a Ucrania mediante la imposición de costos sociales y económicos a Europa y debilitar la capacidad colectiva de la OTAN y la Unión Europea para responder a la agresión rusa”, asegura el IISS (2).
A esos montajes se ha sumado recientemente otro más peliculero: un supuesto “complot ruso” para asesinar a Armin Papperger, director de Rheinmetall, la empresa de armamento más grande de Europa y la principal proveedora de tanques, munición y sistemas blindados de Ucrania.
La CIA y el servicio de inteligencia alemán BND habrían frustrado el crimen.
(1) https://www.handelsblatt.com/politik/international/ukraine-krieg-ukrainisches-elitekommando-agiert-hinter-feindlichen-linien-bei-pokrowsk/27982126.html
(2) https://www.iiss.org/research-paper/2025/08/the-scale-of-russian–sabotage-operations–against-europes-critical–infrastructure/