El 8 de octubre el general Surovikin fue nombrado comandante de las fuerzas rusas en los frentes de la Guerra de Ucrania. Dos días después, Rusia lanzó su primer ataque masivo con misiles contra la infraestructura cívico-militar de Ucrania, en una nueva operación de desgaste.
Tres meses después, el 11 de enero, Moscú nombró al jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerasimov, como nuevo comandante en jefe de sus tropas en Ucrania, convirtiendo a Surovikin en uno de sus tres adjuntos.
El relevo se produce en un momento en que Rusia ha estabilizado el frente durante los dos últimos meses, e incluso ha registrado nuevas victorias sobre el terreno, en particular en dirección a Artemovsk, con la captura de Soledar. El Ministerio de Defensa ruso justificó el nombramiento de Guerasimov por una “ampliación del alcance de las misiones a cumplir” y la necesidad de una “interacción más estrecha entre los componentes de las fuerzas armadas”.
Los propagandistas de las principales cadenas de comunicación atlantistas vieron en el cambio una prueba de los fracasos militares de Moscú y las graves disensiones internas en el mando.
Al día siguiente el Wall Street Journal les recriminó sus tonteorías: no había nada que celebrar; el cambio forma parte de la preparación de una gran ofensiva rusa (*). El nombramiento del máximo comandante ruso para dirigir el esfuerzo militar en Ucrania era un motivo para preocuparse.
Una ofensiva a gran escala incorporará a los más de 300.000 nuevos soldados movilizados en septiembre, frente a un ejército ucraniano desangrado por más de 10 meses de combates y en una situación desesperada.
La ofensiva podría dar al traste en relativamente poco tiempo a los sueños de la OTAN de prolongar el sacrificio de sus peones ucranianos.
El colapso del ejército ucraniano será una derrota de incalculables consecuencias para la OTAN. Dará a los pueblos del mundo la señal de la muerte definitiva de su hegemonía mundial, del mismo modo que la derrota de Stalingrado anunció la derrota del III Reich.
(*) https://www.wsj.com/articles/russia-aims-to-regain-offensive-in-ukraine-war-with-new-commander-11673553592
la Otan prepara una falsa bandera nuclear y Rusia lo sabe. En medio de la ofensiva general de Gerasimov, estallará una bomba nuclear en una ciudad ucraniana de habla rusa, culpandose de ello a Rusia. La campaña de propaganda que seguirá tendrá como objetivo paralizar la ofensiva rusa. Rusia será expulsada de la Onu y probablemente China no haga nada al respecto. En los paises vasallos habrá progromos para cazar a los simpatizantes llamados prorrusos, o negacionista, en realidad, personas que han mantenido su espíritu crítico y su capacidad de discernimiento. Cómo responderá Rusia? Cotejadas las permutaciones opcionales sólo hay una respuesta…