Por ejemplo, el Washington Times encabeza así una crónica: “Por primera vez desde 2013, el Califato Islámico no tiene fronteras con la OTAN” (1).
El titular del The Independent no le va a la zaga: “Los rebeldes expulsan a los islamistas de la frontera turca: el Califato Islámico se queda cortado del resto del mundo” (2).
Este tipo de frases no sólo resumen bastante bien la situación actual sino la esencia misma de estos cinco años de guerra y, naturalmente, de cinco años de mentiras de los medios de comunicación del mundo entero.
Además de sellar la frontera, el despliegue turco impide que Estados Unidos logre su plan originario de dividir a Siria creando un Estado kurdo junto a la frontera. La subsistencia de otro Kosovo “independiente” en Oriente Medio quedaría garantizada por una base militar permanente en su suelo, es decir, por la presencia de tropas de Estados Unidos en el norte de Siria.
Casi nadie discute ya la derrota del Califato Islámico; ahora se trata de ver quién ocupa el terreno que ellos empiezan a abandonar, siendo Estados Unidos los primeros candidatos a darle un buen mordisco a Siria para ofrecer al mundo la imagen de que la guerra ha acabado con la victoria de sus planes, la derrota y la desaparición de Siria, un Estado destinado a seguir la misma suerte que Yugoeslavia o Sudán.
En tercer lugar, Turquía ha impedido el lavado de cara que pretendía el Frente Al-Nosra al separarse formalmente de Al-Qaeda, cambiar el nombre (Jabhat Fateh Al-Sham) y crear en torno suyo una amplia coalición de fuerzas que le permita estar presente en las negociaciones de paz como parte integrante de la “oposición moderada”.
Inicialmente las distintas facciones yihadistas que estaban bajo el control del ejército turco aceptaron la propuesta de unificación del Frente Al-Nosra, pero el gobierno de Erdogan ha vuelto sobre sus pasos, ha sacado a sus tentáculos del frente de Alepo y ha prohibido la unificación, abandonando a Al-Nosra a su suerte.
Las consecuencias son evidentes. El principal grupo yihadista, que es Al-Nosra, también se ha quedado aislado y en el futuro no va a poder lograr refuerzos del exterior. Está destinado a que el grueso de sus fuerzas sean aniquiladas implacablemente.
Finalmente, Turquía ha admitido la continuidad de Bashar Al-Assad al frente del gobierno de Damasco y su protagonismo en el futuro de Siria, que es el objetivo último del plan ruso para Siria: el gobierno del país es un asunto exclusivamente interno y nadie puede entrometerse en ello, y mucho menos haciendo uso de la fuerza.
Durante la visita del 9 de agosto a San Petersburgo, Erdogan pidió autorización a Rusia para la entrada de sus tropas en Jarablus. Rusia informó de ello a Siria, cuyo gobierno aceptó el despliegue de Turquía, para lo cual puso varias condiciones, de las que Rusia es garante. Son las siguientes:
a) bajo ninguna circunstancia el ejército turco va a colisionar con el sirio
b) para ello se han trazado los límites territoriales que las fuerzas turcas no pueden franquear
c) Rusia ha advertido a Turquía que, en caso de infracción del acuerdo, su aviación atacará a las fuerzas turcas que estén en suelo sirio
d) la presencia de tropas turcas en suelo sirio es temporal y Turquía se encarga de garantizar la integridad territorial en el norte de Siria
e) el gobierno sirio se abstendrá de cualquier reclamación ante el Consejo de Seguridad de la ONU por la violación de su territorio
http://www.independent.co.uk/news/world/middle-east/isis-set-to-be-cut-off-from-rest-of-world-as-turkish-backed-rebels-make-gains-a7225276.html
No las ha perdido: el criminal imperio otomano, que tiene una ideologia parecida al ISIS, esta ocupando el norte de Siria