El Brexit fue una mala apuesta para la bolsa de Londres

El Brexit fue una mala apuesta para un país esencialmente parasitario, como Reino Unido, donde la bolsa de valores tiene una importancia fundamental. Creyeron que la “city” iba a devorar a las bolsas europeas, pero ha ocurrido lo contrario: Londres ha dejado de ser el principal centro financiero de la Unión Europea, convirtiéndoe una especie de paraíso fiscal.

Los mercados europeos se han integrado en Euronext y han incorporado los mercados de Irlanda en 2018, Noruega en 2019 e Italia en 2021. Hoy la capitalización agregada de las 1.800 empresas que cotizan en Euronext es el doble que la de todas las empresas que cotizan en la Bolsa de Londres.

El volumen diario de acciones negociadas en Euronext también es el doble que en Londres. Una cuarta parte de las acciones que se negocian cada día en el continente europeo se negocian actualmente en el mercado integrado Euronext.

En cinco años la Bolsa de Londres ha perdido alrededor del 10 por cien de sus empresas cotizadas. En 2024 casi 90 empresas abandonaron la Bolsa de Londres o trasladaron su lugar de cotización principal fuera de Reino Unido.

Este movimiento masivo está marcado por citas notables. El año pasado la mayor salida a bolsa de Europa, la de CVC Capital Partners, se realizó en Euronext, en términos de capitalización, aunque el grupo tiene su sede en Londres. London Tunnels, una empresa con un nombre icónico, también eligió Euronext para cotizar en bolsa.

Estas decisiones estratégicas reflejan una tendencia estructural. Las empresas europeas, pero también las de otros lugares que quieren captar capital en Europa, prefieren Euronext debido a su modelo integrado, lo que simplifica el acceso a una amplia gama de especuladores. En renta variable, el mercado europeo es mucho más líquido y profundo que el de Londres.

Si bien Londres sigue siendo un actor clave para ciertas clases de activos, como el mercado de divisas, ya no ofrece la misma visibilidad a las empresas europeas que hace diez años.

Sin embargo, los éxitos europeos ocultan varios desafíos importantes. Para que Europa construya su autonomía estratégica frente a los actores mundiales, que son estadounidenses y chinos, es necesario acelerar la integración de los mercados europeos con regulaciones financieras idénticas, y no simplemente similares, en toda la Unión Europea.

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