El economista estadounidense Irving Fischer, que aparece en la imagen, bien puede servir de modelo de lo que es un “experto”. En la primera mitad del siglo pasado fue un “prestigioso” académico, de esos de salón, que apenas salen de las aulas y se dedican a dibujar ecuaciones matemáticas sobre una pizarra, como cualquier otro ilusionista.
Tropiezan en cuanto los pones en medio del mundo real, que en tiempos de Fisher fue la gran crisis económica de 1929. No es que no fuera capaz de pronosticar la llegada de la crisis, sino que sostuvo lo contrario. Todo iba viento en popa. En Wall Street los precios de las acciones estaban altos y se iban a mantener así, e incluso iban a seguir subiendo.
Faltaban unos pocós días para que todo reventara y Fisher perdiera todo el dinero que había invertido en la bolsa. Meses después del colapso, todavía decía a los especuladores que la recuperación estaba a la vuelta de la esquina.
Lo mismo cabe decir de los “expertos” actuales y sus más que optimistas pronósticos económicos. Lo mismo que Fisher, siguen creyendo en los milagros económicos. Se engañan a sí mismos.
“Aterrizaje suave”, lo llaman en algunos países, como España. Es una expresión enigmática, como la de “tengo una noticia buena y otra mala”. Los índices económicos se hunden a la altura del barro. Es la mala noticia. La buena es que lo hacen suavemente, casi sin que nos demos cuenta.
Dentro de poco nos arrastraremos por los suelos, pero estaremos de una pieza; no nos habremos roto las costillas.
En la economía política no hay más que dos teorías. La primera la imparten en las facultades y está construida sobre la hipótesis del auge permanente del capitalismo. La segunda nunca la enseñan y está basada en la caída de la tasa media de ganancia.
Los “expertos” optan por la primera porque leen los índices bursátiles, que son espectaculares. La semana pasada el Nasdaq100 cerró con unas ganancias del 44,6 por cien. El índice de posiciones cortas de Goldman Sachs subió un 36 por cien. El índice industrial Nasdaq ha tenido un ascenso del 28,8 por cien en lo que va de año, el S&P100 del 25 por cien, el Dow Transports del 24,7 por cien, el S&P500 del 19,3 por cien.
Como en 1929, todo va viento en popa.