El antiguo Primer Ministro de Qatar explica cómo se fraguó la Guerra de Siria

Hamad Bin Jassim
En una entrevista a la BBC el antiguo Primer Ministro de Qatar, Hamad Bin Jassim, ha confirmado que la Guerra de Siria fue coordinada desde el principio por Estados Unidos, Gran Bretaña, Turquía, Arabia saudí, Jordania y Emiratos Árabes Unidos, además del propio Qatar.

Todo comenzó tras la victoria de Hezbollah contra Israel en 2006 en el sur de Líbano. Jassim admite que los demás países pusieron a Qatar al frente de lo que debía parecer una guerra “civil” en Siria entre distintos bandos.

A través de Turquía, Qatar se encargó de hacer llegar a los opositores sirios toda clase de armamento y se crearon dos cuarteles generales para dirigir las operaciones de los insurrectos del que formaron parte los servicios de inteligencia de los países involucrados, incluidos Israel, Marruecos y Francia.

El primero estaba en la base que la OTAN tiene en Inçirlik, Turquía, y su radio de acción era el norte de Siria. El Pentágono se encargó de destinar 6 satélites espaciales de reconocimiento para controlar los movimientos del ejército regular sirio sobre el terreno.

El segundo cuartel general estaba en la base aérea Rey Hussein de Jordania y coordinaba las operaciones en el sur de Siria.

El presupuesto para la guerra fue de 137.000 millones de dólares, que Jassim considera malgastado por los cabecillas de los distintos grupos de la oposición, que se quedaron con el grueso de los desembolsos.

Otra parte importante del dinero se gastó en tratar de sobornar a militares del ejército regular sirio a fin de que desertaran de sus posiciones. Un oficial sirio podía llegar a cobrar entre 15.000 y 30.000 dólares por su traición.

Para conseguir que traicionara el Primer Ministro sirio, Riyad Farid Hijab, utilizaron a un primo suyo que vivía en Jordania desde hacía tiempo y los saudíes le entregaron 50 millones de dólares.

El comandante de la Guardia Republicana, Manaf Tlass, traicionó a su país a cambio de obtener el apoyo de Emiratos Árabes Unidos. En esta ocasión utilizaron a su hermana, Madihi Tlass, que tenía nacionalidad francesa y era la viuda del capitalista sirio-saudí Kram Aja. Los ejecutores materiales de su deserción fueron los servicios secretos franceses.

Una de las sorpresas de Jassim es cuando desvela el importante papel desempeñado por el libanés Saad Hariri a la cabeza del grupo de presión prosaudí de Beirut. La otra es el papel desempeñado por los kurdos irakíes y, en particular, por Massud Barzani.

El “mea culpa” del qatarí es tan amplio que alcanza a su propio país como factor altamente corrosivo tanto en la Guerra de Siria como en la destrucción de Egipto, Libia y Yemen, actuando por encargo de Washington.

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