El uso militar de drones está creciendo a un ritmo tan vertiginoso —y a menudo con consecuencias tan controvertidas— que hasta existe ya una organización no gubernamental global que pide su prohibición. “En solidaridad con las luchas por la liberación política, cultural y económica en todo el mundo, somos una campaña de base internacional comprometida con la prohibición de los drones aéreos armados y la vigilancia con drones militares y policiales”, se presenta el grupo.
Se trata de Ban Killer Drones (BKD), y su mensaje queda justificado porque, en efecto, los ataques con drones se viene registrando exclusivamente fuera de los países más desarrollados. Uno de los principales ejemplos que pone BKD es muy reciente: el golpe estadounidense con un dron en Kabul del 29 de agosto que, en lugar de alcanzar a una célula de ISIS-K, mató a 10 civiles, entre ellos siete niños. A mediados del mes pasado, un vocero del Pentágono, el general Kenneth McKenzie, del Comando Central de las fuerzas norteamericanas (Centcom), reconoció que se trató de un “trágico error”.
Por su parte, el ministro de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, le hizo eco a McKenzie al pedir disculpas y asegurar que “nos esforzaremos por aprender de este horrible error”, aunque no anunció medidas específicas. Para la gente de BKD, las semanas que pasaron entre el ataque en Kabul y las declaraciones de Austin y McKenzie muestran los esfuerzos del Pentágono y el gobierno de Biden para encubrir la verdad sobre la matanza en la capital afgana. Se trató, aseguraron, de “un ejemplo del encubrimiento continuo de las atrocidades de los drones asesinos que han sido perpetradas por todas las administraciones estadounidenses desde el primer ataque” de este tipo, el 7 de octubre del 2001, cuando comenzó la agresión contra Afganistán.
Ahora, cuando se cumple el vigésimo aniversario del inicio de los bombardeos, y de esa guerra, Ban Killer Drones propone convertir esa fecha en un Día de Expiación por los crímenes cometidos durante la campaña en general, y con drones en particular. El grupo recordó, además, los documentos clasificados que divulgó Daniel Hale, el ex analista de inteligencia de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de Estados Unidos condenado a 45 meses de prisión por publicar esos secretos, según los cuales el gobierno estadounidenses es consciente de que “el 90 por ciento de las víctimas de los ataques con drones no son los objetivos previstos”.
Es un hecho que los drones militares no van a desaparecer. Y no solamente porque son consideradas una de las principales armas del futuro por comandantes en todo el mundo sino también porque representan un enorme negocio. Un informe de la consultora Fortune Business Insight asegura que el mercado de los drones militares alcanzará los 26.120 millones de dólares para el 2028, un crecimiento espectacular respecto de los 10.680 millones del año pasado. Serán factores como el aumento de las actividades de intrusión a lo largo de las fronteras y el aumento del gasto militar de varios países los que impulsen la demanda del producto durante el período de pronóstico, señala el informe.
Este crecimiento, precisó, se apoya sobre el aumento general de los gastos mundiales en defensa. En ese sentido, el reporte —difundido en julio de este año— cita números del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) según el cual hubo un alza del 7,2 por ciento en esos gastos a nivel mundial en 2019. Por ejemplo, en marzo de este año, el gobierno chino presentó su presupuesto de defensa anual con gastos previstos por 209.200 millones de dólares. Para el año fiscal 2022, el gobierno de Biden pidió al Congreso la aprobación de 715.000 millones de dólares, un 1,6 por ciento más que los 703.700 de este año.
El estudio de Fortune Business Insight resalta también algunos elementos de la sofisticada trama de investigación y desarrollo tecnológico detrás de los sistemas de drones militares. Algunos de los elementos detrás del auge de este tipo de armas, indicó el análisis, son los continuos avances científicos en campos diversos como la comunicación satelital y la inteligencia artificial. En el primer caso, el informe dice que este segmento de la industria militar tendrá un crecimiento considerable respaldado por la creciente adopción de receptores de satélite controlados a distancia, parte de los sistemas de navegación satelital para vuelos de larga distancia.
Marcelo Raimon https://www.msn.com/es-mx/noticias/mundo/los-drones-un-arma-pols30x0p+09mica-cada-vez-m