El desalojo del barrio se inició tras la orden emitida por la alcaldesa de la ciudad, Jenny Durkan, de limpiar el barrio ante “problemas de seguridad, salud pública y propiedad” ocurridos en las últimas semanas.
Para justificar el desalojo, provocadores al servicio de la policía organizaron cuatro tiroteos -dos de ellos fatales-, robos, agresiones, violencia y delitos contra la propiedad en el barrio.
En una intervención sin choques aparentes con los ocupantes, los policías -muchos de ellos antidisturbios- entraron en el barrio de madrugada y derribaron las carpas y barricadas levantadas en el lugar, a la vez que rodearon a los antifascistas, según la cadena CNN.
En total, 23 personas fueron detenidas durante el operativo, dijo la jefa de la policía de Seattle, Carmen Best.
“Nuestro trabajo es apoyar manifestaciones pacíficas, pero lo que ha sucedido en estas calles durante las últimas dos semanas es ilegal y es brutal y, en definitiva, simplemente inaceptable”, declaró Best a los periodistas.
Horas después del desalojo, la mayoría de los manifestantes habían abandonado el barrio, mientras la policía vigilaba desde los tejados y equipos de limpieza removían las instalaciones erigidas por los manifestantes.
Un policía retiró un cartel en el que se leía “No nos iremos hasta que se cumplan nuestras demandas: reducir a la mitad el presupuesto de la policía de Seattle, financiar a las comunidades negras y liberar a los manifestantes detenidos”.
El barrio Capitol Hill fue tomado por los antifascistas el pasado 8 de junio, después de que la policía levantara el vallado instalado en una comisaría del este de la ciudad y abandonara el edificio, tras días de choques con los participantes en las protestas originadas por el asesinato de Floyd a manos de un policía blanco de Minneapolis.
El barrio se convirtió entonces en un campamento improvisado de intercambio cultural, artístico y social, que contó con el apoyo inicial del ayuntamiento, lo que desató la furia de Trump, quien las acusó de perder el manejo de la ciudad y amenazó con enviar a la Guardia Nacional.
No es la primera vez que Seattle es el escenario de protestas masivas, muestras de resistencia a la autoridad y una feroz represión policial.
En 1999, durante una cumbre de la Organización Mundial del Trabajo, la policía reprimió con dureza a las protestas, lo que desató varios días de descontrol y violencia, que terminaron con manifestaciones aún mayores en repudio de la brutalidad de la policía y por la liberación de los detenidos.