A uno de los policías pedófilos el juez le acusa de los delitos de violación de niños, prostitución de menores y posesión de material pornográfico infantil. El segundo ha sido encausado por promover la prostitución de niños y fabricar material pornográfico.
En su declaración el niño asegura que los policías le dieron alcohol y drogas a cambio de mantener relaciones sexuales.
Los policías pedófilos mantuvieron encerrado al niño durante una semana en la casa de uno de ellos. Tras siete días de secuestro, el niño consiguió escapar y contó los hechos en la Consejería de Bienestar Social de Melilla, lo que propició la detención posterior de ambos policías.
Los hechos se remontan al pasado 12 de octubre, cuando dos policías locales detuvieron a un niño extranjero que portaba un teléfono móvil de alta gama. Durante el interrogatorio, el niño confesó que lo había obtenido como regalo de un policía nacional que, junto a otro le regalaba dinero a cambio de mantener relaciones sexuales, lo que motivó la detención de los policías.
Una vez detenidos, la Jefatura Superior de Policía dejó en libertad a sus colegas pedófilos, hasta que el juez ordenó su ingreso en prisión. El juzgado número 2 de Melilla ha decretado prisión provisional ante el riesgo de fuga y la destrucción de pruebas inculpatorias.
Según el juez, el niño declaró que había mantenido relaciones con, al menos, uno de los policías y que éste era consciente de que se trataba de un niño menor de edad.
El niño pertenece al grupo de niños emigrantes no acompañados (MENA) que la Consejería de Bienestar Social y Sanidad tiene a su cargo en los centros de acogida. Son los niños que huyen solos hasta España, a los que el Estado tiene la obligación de tutelar y responsabilizarse de su integración en España, al igual que a cualquier otro niño desamparado. El Estado asume su tutela, que es competencia de las comunidades y ciudades autónomas y, por tanto lo se, responsabilizan del bienestar de los niños.
Al tratarse de una ciudad fronteriza con Marruecos, Melilla acoge a cientos de niños abandonados, la mayoría de origen marroquí, que viven en la ciudad autónoma con la esperanza de cruzar a Europa algún día.
Estos niños se encuentran atrapados en la ciudad autónoma, cuyos recursos de acogida de niños están saturados. Decenas de niños abandonados acaban así abocados a situaciones de marginalidad, pobreza y abusos en la ciudad autónoma.