Lo que de hecho propugnaban los nocedalistas era un Estado teocrático, inquisitorial (sic), republicano (o sea, que decirte «republicano» no te convierte automáticamente en «progresista»; también los falangistas lo eran y lo siguen siendo) y enteramente sometido a las consignas religiosas y temporales de Roma. Nocedal le rebasaba al propio Carlos VII, jefe de los carlistas, por la extrema derecha y en quien, incluso, advertía veleidades liberaloides.
Pero con los términos políticos acontece que su abuso no sólo los desgasta, sino que los generaliza y, así, «integrista» (o «radical») se puede confundir con islamismo o… comunismo.
Por cierto, el periódico de Ramón Nocedal desde donde vociferaba sus diatribas, se llamaba sintomáticamente, no sabemos si tautológica o como oxímoron, «El Siglo Futuro».
El vocabulario político internacional haciendo suyos españolísimas voces políticas y aquí hablando de «trending topics». De risa, por no llorar.