“Las investigaciones de la Fiscalía Especial no determinaron que el equipo de la campaña de Trump o cualquier otra persona asociada con ella estuviera de acuerdo o coordinara con Rusia en sus esfuerzos por influir en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos”, dijo el Ministro de Justicia Bill Barr en una carta enviada al Congreso.Es el escueto despacho de la agencia France Press que destapa dos años de falsedades, día tras día, de todas y cada una de las grades cadenas de intoxicación del mundo, una de las mayores campañas desde los tiempos de Watergate (otro caso de espionaje al Partido Demócrata de Estados Unidos que todos han callado).
Pero los farsantes no se pueden quedar de brazos cruzados y siguen a lo suyo. “¿Se ha librado Trump?”, pregunta ElDiario.es (1). No se cansan del montaje que han alimentado pieza a pieza y deslizan que aún quedan flecos. “¿Trump se va de rositas?”, sigue preguntando el repugnante periódico de Ignacio Escolar.
Este tipo de prensa no rectifica, no admiten que han quedado en evidencia. Luego acusan de conspiranoicos a los demás.
Desde el primer momento el objetivo de esta campaña era político. Como en el caso de Nixon, un sujeto tan execrable como Trump, los demócratas trataban de ganar en los despachos lo que habían perdido en las urnas, es decir, el “impeachment”, un juicio farsa que le obligara a dimitir.
No hay nada de nada, como ya sabíamos, pero las conclusiones, dice El Mundo, “no exoneran a Trump de obstrucción a la Justicia”(2). Si siguen buscando es posible que también le busquen multas de tráfico porque es evidente que “algo malo” ha hecho para que la campaña siga, aunque sea en voz baja. Cualquier cosa antes de decir que todo ha sido una patraña, una de las mayores de los últimos tiempos.
Pero El Mundo no se puede quedar con el culo al aire, así que sigue a lo suyo: las conclusiones de la investigación mencionan “la conspiración rusa para influir en las elecciones”, algo que el espionaje de Estados Unidos ha confirmado. “Hubo injerencia rusa pero el equipo de Trump no tomó parte en ella”, dice este periódico para no dar su brazo a torcer.
Veamos esta tontería. Primero tenemos que hacer un esfuerzo para imaginar que los espías dicen la verdad, lo cual es mucho pedir en un caso así. Segundo, si eso fuera verdad, el juicio de destitución estaría garantizado porque los espías llevarían sus pruebas ante los estrados del tribunal. Tercero, en este asunto los espías no son peritos imparciales sino parte de la trama para destituir a Trump, es decir, juez y parte.
Este periódico sólo dice la verdad cuando reconoce que el informe “es un golpe a la credibilidad de muchos medios de comunicación de Estados Unidos”. ¿Sólo de Estados Unidos?
Lo que ha quedado en evidencia es la verdadera naturaleza de esos medios, que han dejado de ser “medios” para unirse a la campaña política contra el “candidato manchú”, de la que han formado parte en las filas del Partido Demócrata, exactamente igual que el asunto Watergate hace casi 50 años, por más que en aquella chapuza, a diferencia de ahora, los hechos eran ciertos. Ahora todo ha sido una pura mentira.
Por eso hay quien prefiere otras comparaciones, por ejemplo con el fraude de las armas de destrucción masiva en Irak. “Estamos ante un nuevo desastre de la prensa similar al de las armas de destrucción masiva en 2003”, dice Matt Taibbi, columnista de la revista Rolling Stone.
Esta comparación es peor. En 2003 las cadenas cumplían su papel, que consiste en ser los altavoces de sus amos, o sea, de Bush. Pero ahora la prensa no ha seguido al Presidente sino que se ha enfrentado a él por razones muy turbias.
Ahora la prensa sigue jugando el mismo papel que al principio. Al igual que la ridícula de Nancy Pelosi, Presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, se agarra a un clavo ardiendo. Lee la letra pequeña, busca alguna rendija en el informe, una pizca de esperanza… Aquí diríamos “sostenella y no enmendalla”.
(1) https://www.eldiario.es/trumplandia/Finaliza-investigacion-Trump-Putin-librado-Trump_6_880921900.html
(2) https://www.elmundo.es/internacional/2019/03/24/5c97e1c7fdddff60698b45d8.html
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