El mismo 20 de enero, el propio Trump dijo claramente que los USA no iban a continuar con esa política y que no intentaría cambiar gobiernos que no le gustan.
Pero hay algo fundamental en la política de Trump, que se trata de soslayar; y es que ha quitado poderes y facultades a la CIA, que era el brazo ejecutor (realmente ejecutor porque asesinaba) de buena parte de la política exterior del país. Trump ha rediseñado el Consejo de Seguridad Nacional de los USA en el cual tenía asiento la CIA por derecho propio, y la ha marginado a servir información a la presidencia de la nación, y solo participará en las reuniones a las cuales sea expresamente invitada por razón de la índole de lo que se tratará en dicha reunión.
Con esto, los USA vuelven a la política anterior de los tiempos de Roosvelt, Truman y Eisenhower que eran tan imperialistas como los demás, pero que se cuidaron muy mucho de tener sentados en su misma mesa a los servicios de espionaje, que con el tiempo se convirtieron en incontrolables, y que podían chantajear al propio presidente. En sus comparecencias anteriores al 20 de enero, ya anunció que iba a recortar los poderes de la CIA; y la calificó de inútil y obsoleta, al igual que la OTAN.
Estamos asistiendo a un espectáculo que no sospechábamos. Todo lo que dice o hace Trump se convierte en la comidilla de la prensa «seria», y nuestros maravillosos tertulianos de la radio y la televisión diseccionan cada día las tripas de Trump, para ver que hay dentro.
Pero Trump, en realidad no hace cosas muy distintas de las que han hecho sus predecesores. Por ejemplo, la construcción del famoso muro en la frontera de Méjico. Ese muro se comenzó a construir en tiempo de Clinton, siguió BUSH junior, y ahora Trump lo remata. El premio Nobel de la Paz, Barack Obama, fué el presidente que más expulsiones efectuó aunque lo hizo en forma discreta y sin alharaca.
Su política con la UE, es lo que en realidad se teme más. Ya dijo el embajador de los USA ante la UE, que su prioridad sería ver desaparecer a la UE, y parece que Trump empezará su tarea de demolición quitando financiación a la OTAN. Ya dijo que si los europeos quieren tener OTAN deberán pagar más por ella; hasta un 2 % de su PIB, y parece que tratándose de la pasta, todos escurren el bulto.
La sola llamada telefónica de Trump a Putin hizo sonar las alarmas de los miembros de la UE, y ya Inglaterra por las dudas ha mandado buques de guerra al mar Negro para efectuar «maniobras» por cuenta de la OTAN en un claro intento por torcerle la mano a Trump para que mantenga la financiación de la OTAN.
Es notorio como la derecha mundial trata de imponerle a Trump una política continuista con respecto a Rusia. ¿Qué pasa; acaso no es Trump uno de los suyos? Lo que en realidad está pasando es que Trump es de una derecha nacionalista y barre para adentro de los USA, y ha dado el grito de sálvese quien pueda; y la derecha europea que ha impuesto el liberalismo económico a todo evento no quiere una derecha proteccionsita como la de Trump. Ello demuestra a las claras que la derecha mundial, no tiene ideología, solo tiene intereses. Al efecto es conveniente recordar las palabras de Churchill cuando dijo que Gran Bretaña no tenía ni amigos ni enemigos. Solo tenía intereses.
Con Trump está pasando lo mismo. Se ha planteado que los USA están primero, y que cada uno se las arregle como pueda. Es igual de capitalista, es igual de imperialista, pero coyunturalmente es el imperialista «bueno».