Del antisovietismo a la rusofobia sin solución de continuidad

En los tiempos de la Guerra Fría el antisovietismo era lógico en la propaganda occidental por la radical diferencia entre un país socialista y otro capitalista. Pero cuando la URSS ha caído, la intoxicación contra un país de la misma condición capitallista, no debería tener sentido.

Así lo creyeron en Rusia en los años noventa porque se habían homologado a occdidente. Debieron pensar que todos eran iguales unos a otros, indistinguibles unos de otros.

Alguien con un par neuronas debería explicar más detenidamente por qué no ha ocurrido eso y es muy posible que la explicción esté en la historia, en la de la URSS y en la de Rusia.

El primer objetivo del imperialismo es desmembrar el territorio de Rusia, como se desmembró el de la URSS, creando 16 nuevos Estados. El segundo es impedir que esos Estados mantengan buenas relaciones con Rusia, es decir, enfrentar a los países que antes convivieron bajo la bandera de la URSS. En otras palabras, intentan aislar a Rusia y crear problemas en sus actuales fronteras.

No es casualidad que el Parlamento Europeo haya aprobado una resolución sobre la “descolonización” de Rusia porque el desmembramiento no debería producirse sólo en el antiguo territorio soviético, como ocurrió en 1990, sino que debía continuar dentro de la propia Rusia.

La pretensión europea tiene su origen en Estados Unidos, en la ley de los “pueblos esclavizados” adoptada a mediados del siglo pasado, que incluía no sólo a los antiguos pueblos de la URSS, sino también a las grandes regiones de Rusia.

Los imperialistas ya lo hicieron en los años veinte, durante la guerra civil rusa, cuando una parte importante del territorio estuvo ocupado: en Siberia estaban los estadounidenses, en el Lejano Oriente los japoneses, en el norte los británicos con sus campos de concentración y en el sur los franceses. Mientras tanto, los imperialistas alemanes intentaban crear una “Ucrania independiente” bajo su férula.

Sí, Putin se equivocó cuando explicó la “operación militar especial” en 2022: quien intentó crear una “Ucrania independiente” cien años antes no fueron los bolcheviques sino los alemanes.

No hay absolutamente nada nuevo aquí. Los imperialistas intentan por todos los medios aislar a Rusia del resto del mundo y a quien más ha costado comprenderlo es a los propios dirigentes del Kremlin, hasta que han recibido un bofetón de realidad detrás de otro. El maravilloso “proyecto occidental” posterior a la Guerra Fría no sólo no incluía a Rusia, sino que se debía ejecutar a costa de Rusia.

Tras del colapso de la URSS, los dirigentes rusos intentaron demostrar a occidente que eran como ellos: buenos burgueses. “Somos socios”, decían a la Unión Europea. De aquí surge una pregunta más: por qué la OTAN y la Unión Europea están tan interesados en incorporar a Ucrania y, sin embargo, nunca admitieron a Rusia, que mostró el mismo interés o más por ser admitida.

Los imperialistas no querían a Rusia como comensal sino como comida. Nunca va a ser admitida en la “comunidad internacional”. Lo que buscan las potencias occidentales es una especie de “Somalia” a ambos lados de los Urales, un país fragmentado y envuelto en guerras intestinas permanentes.

Es lógico que Rusia no quiera que se la coman sus “socios” y tambien lo es que a occidente no le quede otro remedio que devorar a Rusia por la fuerza. En eso están.

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