El más destacado de los miembros del grupo terrorista KgU (“Grupo de Combate contra la Inhumanidad”) que actuó contra la RDA fue Ernst Benda, no tanto por sus actividades criminales como por su proyección política posterior, ya que tuvo una meteórica carrera en la Administración pública alemana occidental, llegando no solo a Ministro del Interior, sino incluso a la más alta representación en la judicatura de la República Federal Alemana (RFA) como Presidente del Tribunal Constitucional del país.
Benda fue miembro co-fundador del KgU, en 1948, junto a otros dos fervientes anticomunistas: Rainer Hildebrandt y Günther Birkenfeld. Los tres figuran en los libros de historia y en la Wikipedia como “luchadores de la resistencia anticomunista”. A Benda, sin embargo, en la biografía personal que figura en la enciclopedia virtual, han preferido ocultar su liderazgo en el KgU, tal vez para no manchar su “brillante expediente” como alto representante de la magistratura de la RFA.
Durante su juventud, Benda perteneció a las Juventudes Hitlerianas. En 1943 fue reclutado por la Armada, donde fue empleado como operador de radio en la división Schnellbootlehr de Noruega hasta 1945, siendo ascendido al rango de Obergefreiten (Cabo) en la Wehrmacht. Benda, que se encontraba en el sector soviético tras el final de la guerra, inició su formación académica estudiando Derecho en la Universidad Humboldt de Berlín (Este), pero rápidamente entró en conflicto con las autoridades soviéticas, debido a su actitud hostil contra el comunismo.
En la primavera de 1948, Benda abandona Berlín (Este) y se traslada a la Universidad de Wisconsin Madison, en los Estados Unidos, donde será reclutado por la CIA, quien le ordenará fundar la organización terrorista KgU. Más tarde, Benda se integra en la Universidad Libre de Berlín, el buque insignia académico de todos los anticomunistas y ex nazis de Berlín Occidental. Desde aquí, Benda coordinará, junto a la CIA y la Organización Gehlen, los actos de sabotaje y terrorismo contra la RDA.
Una vez disuelta la KgU a finales de los años 50, Benda empezará su exitosa carrera política. Será nombrado en 1967 Secretario de Estado de Interior y su jefe será otro nazi, el ex oficial de la Wehrmacht, Paul Lücke, quien había sido Ministro de la Vivienda con el canciller Konrad Adenauer y durante cuyo mandato sentó las bases legales para implantar un aumento desorbitado en los precios de los alquileres de las viviendas.
Un año más tarde, en 1968, Benda se convierte en Ministro del Interior por el partido conservador CDU (el refugio político de los ex nazis junto a los liberales del FDP), bajo el gabinete del canciller Georg Kiesinger, para no variar, otro antiguo nazi que recibió el famoso bofetón histórico de la activista cazanazis Beate Klarsfeld.
De todos los altos funcionarios que constituían el departamento de Interior de la RFA, en los años 60, alrededor del 54% habían sido miembros del Partido Nazi, la Gestapo o las SS. El Ministro Federal del Interior era a su vez el jefe directo del Ejército alemán (Bundeswehr) y del BND (el espionaje del Servicio Federal de Inteligencia, también integrado por numerosos criminales de guerra nazis que habían actuado en el frente oriental).
Siendo titular de Interior, Benda ordenó medidas de vigilancia masiva sobre la población a través de la “Ley de Restricción del Secreto de Correspondencia y Telecomunicaciones”. Gracias a esta ley, los servicios de espionaje de la RFA, el BND, y EEUU, la CIA, abrieron e intervinieron millones de paquetes, cartas y llamadas telefónicas dirigidas al Este socialista de Europa, en particular hacia la RDA (la que había liado la “Stasi”).
En el libro de Josef Foschepoth, Überwachtes Deutschland, se documenta todo lo anterior, y el autor demuestra, con datos y hechos, que la vigilancia sobre los ciudadanos en la RFA fue muy superior a la de la RDA (teniendo en cuenta que este último país fue objeto, reiteradamente y durante cuarenta años, de acoso y derribo por su vecino, la RFA, y varios países occidentales, por lo que tenía motivos suficientes para desarrollar un sistema avanzado de vigilancia)
Ya en 1971, Benda, el antiguo terrorista del KgU, se desempeñó como Presidente del Tribunal Constitucional alemán federal durante doce años, hasta 1983, siendo galardonado, durante todo ese tiempo, con medallas y órdenes al “Mérito” de la RFA. Benda pasó de ser un ex nazi y terrorista a miembro destacado de la élite política y judicial de Alemania Occidental… ¿Qué podría salir mal en la RFA?
Benda fue uno de los ideólogos del KgU que actuó a las órdenes de la contrainteligencia de EEUU, pero los ejecutantes de las acciones de sabotaje y terrorismo contra la RDA fueron sus otros compañeros de “lucha”. Vamos a citar a algunos de ellos.
Gerhard Benkowitz (otro “resistente” contra el “régimen” de la RDA, según la Wikipedia alemana) fue un activo agente terrorista del KgU. La fracasada demolición de la presa de Saale en Schleitz fue preparada al detalle por él.
No solo el suministro de energía para diez distritos habría sido destruido, sino que el maremoto subsiguiente debería haber arrasado ciudades y pueblos en el valle de Saale y toda la vida existente en ellos. Benkowitz fue capturado en Weimar por el Ministerio para la Seguridad del Estado, el MfS (la “Stasi”), en 1955, condenado a muerte y ejecutado el 29 de junio de ese mismo año.
Wolfgang Kaiser, otro miembro del KgU, también fue condenado y ejecutado en 1951. Se probó que Kaiser estaba en posesión de tóxicos en alto porcentaje (cantaridina), artefactos incendiarios y explosivos. La cantaridina que iba a ser diseminada por la KgU estaba destinada a envenenar a la población. También se utilizaría como arma química contra las tropas soviéticas en caso de guerra.
El 29 de febrero de 1952, en el puente ferroviario de Berlín Spindlersfeld, agentes del Ministerio de Seguridad del Estado de la RDA descubrieron a una persona sospechosa que había invadido la noche anterior el área del puente con una caja de explosivos de 30 kilogramos ya conectada a la vía férrea. El criminal que fue capturado y poco después condenado y ejecutado, Johann Burianek, resultó ser un agente del KgU.
Burianek también confesó haber sido el planificador del sabotaje a perpetrar contra el Festival de los Estudiantes y la Juventud de 1957. Miles de jóvenes de todo el mundo visitaron la capital de la RDA, Berlín Este, para participar en el Festival y Burianek encargó a la sede de KgU de Berlín Occidental que provocara incidentes en dicho Festival, siendo él mismo el que llevaría dispositivos incendiarios para hacerlos estallar en dicho festival.
El blanqueo sobre este siniestro personaje (Burianek) no pudo alcanzar mayores cotas de desvergüenza en la revanchista Alemania unificada cuando un tribunal de distrito de Berlín, en una decisión sin precedentes, rehabilitó a Burianek en 2005 por iniciativa del llamado Grupo de trabajo 13 de agosto, una organización fascista de supuestos “represaliados” de la RDA, basándose en la “arbitrariedad” de un “grave incumplimiento de regulaciones penales elementales” de la RDA.
A raíz de la rehabilitación de Burianek, Wolfgang Schmidt, ex coronel del MfS de la RDA, le describió en su sitio de Internet como un “bandido” y como el “líder de una organización terrorista”, por lo que fue denunciado por uno de los personajes más repugnantes de Alemania: el propagador de odio fascista contra la RDA, Hubertus Knabe, ex director del Museo-farsa sobre la “Stasi”, quien interpuso una querella y la ganó, teniendo que pagar Schmidt 1.200 euros de multa.
Dos asesinatos en trenes de pasajeros, donde hubo heridos graves, se atribuyeron al terrorista Albrecht Gessler, especialista en explosivos y armas del KgU, quien utilizó minas de presión procedentes de las reservas del ejército nazi de Hitler, mientras que Heinz Woithe, otro miembro del KgU, destruyó 12 depósitos con medicinas y sacrificó cuantiosas reses de ganado en un mes mediante incendios provocados.
Otro malhechor del KgU que vivía en Leipzig, de profesión veterinario, Walter Schöbe, continuó sin escrúpulos la ominosa tradición de los experimentos de la química IG Farben y los médicos nazis de los campos de concentración. Este criminal fue condenado tan sólo a quince años de cárcel y liberado a los diez. Nunca se arrepintió de sus acciones.
El Servicio Federal de Inteligencia de Alemania Occidental (el BND) reclutó para las operaciones subversivas contra la RDA a individuos con pasado criminal nazi como Hans-Joachim Koch (el BND estaba lleno de ellos). Koch había pertenecido a las SS con el rango de Unterscharrführer (Subteniente) y había sido entrenado en Berlín Occidental como agente de radio. Koch, estuvo involucrado en crímenes de guerra en Francia, Grecia y la Unión Soviética.
No sólo el MfS se dedicó a perseguir terroristas de la RFA sino incluso de otros países del Pacto de Varsovia, como fue el caso del polaco Benedict Schuminski quien pretendía regresar a su tierra natal, a la que había traicionado como criminal en 1953, después de haber ejercido como espía estadounidense. Schuminski había completado un curso en la escuela de espionaje de la CIA, en el centro de subversión anticomunista de “Camp King” alemán de Oberursel, y sus instructores le habían equipado adecuadamente para atravesar el río Oder.
Otro de los ataques menos conocidos a la soberanía de la RDA fue el reclutamiento de trabajadores cualificados del país por parte de grupos de traficantes procedentes de la RFA que actuaban como organización criminal y utilizaban una red de sobornos. En particular, esta actividad iba dirigida hacia sectores sensibles, como la atención sanitaria, de modo que repercutiera en la población de la RDA y así provocar el descontento de los trabajadores y campesinos.
Todos los criminales anteriores operaban impunemente porque existía una frontera abierta antes de la construcción en 1961 del “Muro”. Dicha frontera con Berlín Occidental tenía 42,5 kilómetros de largo, con 81 cruces de carreteras y 13 km en el metro de S-Bahn que se utilizaron a diario por Alemania Occidental para imponer una guerra de varios frentes contra la RDA hasta 1961.
A través de todos esos puntos, el KgU, los agentes y los espías de Occidente se movieron sin problemas de un lado a otro de Berlín para realizar, al margen de los estragos cometidos contra infraestructuras de la RDA, operaciones subversivas de tráfico organizado y diversos tipos de agresión económica, como la especulación monetaria y de productos básicos a gran escala.
Estos malhechores robaron anualmente 3.500 millones de marcos de riqueza nacional de la RDA, lo que ocasionaba un daño irreparable tanto a la economía de la RDA como el hecho de que constituía un factor de desestabilización política del país.
Todas las operaciones de violencia organizada, bandidaje y terrorismo, incluidas las revueltas de junio de 1953, y el entrenamiento de grupos subversivos fueron planificadas desde el cuartel general del servicio federal de inteligencia de la RFA, el BND, en su sede de Pullach, cerca de Munich, a cuyo frente estaba el ex general nazi de confianza de Hitler, Reinhard Gehlen, criminal de guerra rehabilitado por los norteamericanos y el gobierno Adenauer. Todo ello se hizo con el conocimiento de las autoridades de Berlín Oeste y Bonn.