De Nueva York a Odesa pasando por Tiflis

El actual gobernador de Odesa, Mijail Saakashvili, antiguo presidente de Georgia, es un político que puede ser el prototipo de quienes han sido encumbrados en los antiguos países del este de Europa. Está siendo ensalzado por diarios europeos como el Guardian, así que no nos caben dudas: se trata de un buitre.

La hagiografía del Guardian contrasta con la prensa rusa, para la que Saakashvili es casi peor que Poroshenko y las cucarachas de Kiev.

El georgiano Saakashvili estudió en Estados Unidos gracias a una beca del Departamento de Estado. Se licenció en la Universidad de Columbia y luego en la de George Washington en 1995, llegando a presidir el gobierno de su país natal en 2003, tras una de las Revoluciones de Colores que Estados Unidos emprendió contra Rusia en los antiguos países del este, el Cáucaso y Asia central.

¿Cómo es posible que un georgiano como Saakashvili sea gobernador en Ucrania? Es como tener a Berlusconi de delegado del gobierno en La Rioja, con una parte de su tiempo dedicado a promover un golpe de Estado en Italia para derrocar al gobierno que ha ganado las últimas elecciones… Pues así son los que gobiernan Ucrania.

En unas grabaciones difundidas por Wikileaks, una de las cuales es una entrevista con el omnipresente senador gringo John McCain, hablan de derribar un avión estadounidense con ayuda de Erdogan y los yihadistas, y luego orquestar la consabida alarma mediática mundial: han sido los rusos. ¿Qué otro gobierno podía hacer algo semejante?

Todos contentos. El senador McCain desata la guerra en el Cáucaso, luego ataca a Rusia y se deshace de Putin. El botín de Saakashvili es más modesto; se conforma con recuperar su puesto en Georgia, promover la guerra en Abjasia, desestabilizar Osetia…

Saakashvili no oculta sus objetivos para nada. Ha creado una emisora de radio en georgiano, Rustavi-2, a cuyo director M.Gvaramiya ha dado las siguientes instrucciones:

“Actuad según un escenario revolucionario. Debéis resistir a las fuerzas armadas gubernamentales tras el posible asalto de la televisión. Construid barricadas. Haced barricadas y resistid durante algunas semanas”.

A partir de conversaciones tan reales entre esos dos canallas (y otros), la imaginación se desata… Pero el Guardian no cuenta nada de eso. Tampoco cuenta la corrupción que se ha ido descubriendo tras la salida de Saakashvili de la Presidencia de Georgia. Para la intoxicación propagandística es un reformista, un político enérgico, carismático, lo cual no concuerda con la derrota de su candidato en las últimas elecciones locales. ¿Dónde está su carisma?

Como tantos otros políticos de Europa del este, Saakachvili fue reclutado cuando trabajaba en Estados Unidos en un bufete de abogados vinculado a Goldman Sachs. Las reformas económicas implementadas en Georgia bajo su presidencia pertenecen a Goldman Sachs, porque bastante ocupado estaba él abriendo cuentas en el extranjero para esconder su botín.

Desde mayo de este año Saakachvili es gobernador de Odesa con la misión de acabar con la corrupción. Es como trabajar en una pastelería y no meter el dedo en el merengue de vez en cuando. El puerto de Odesa recauda el 75 por ciento de las aduanas de Ucrania, un país que está en quiebra total. Una tentación irresistible.

No es de extrañar que los secuaces de Saakachvili hayan perdido las elecciones precisamente en el escenario mismo del Potemkin, donde la inmensa mayoría de la población está con los combatientes del Donbas. Los golpistas necesitan gente así, que ponga una ciudad ingobernable en las manos de los matones de Pravy Sektor.

Saakachvili quiere promocionar el turismo en Odesa, pero los vuelos son muy caros porque la mayor parte de ellos están en manos de MAU, una aerolínea propiedad de otro magnate mafioso, Igor Kolomoisky, el antiguo gobernador de Dnipropetrovsk, despedido por Poroshenko de su puesto.

Uno de los peones de Kolomoisky no es otro que el antiguo gobernador de Odesa, Igor Palitsa, también despedido por Poroshenko para poner a Saakachvili en su lugar. Saakachvili ha acusado a Kolomoisky de controlar el contrabando en el puerto de Odesa.

Es una pelea entre dos mafiosos que convierte a Odesa en una especie de Marbella en los tiempos de Jesús Gil. La importante diferencia es que en Odesa quien paga los salarios de los lacayos de Saakachvili es… Estados Unidos.

Tampoco es ningún secreto. El gobierno de Kiev no puede pagar los salarios porque está en quiebra. Ya no se pueden financiar con el contrabando porque hay una campaña contra la corrupción. Sólo queda recurrir al dólar. Así lo reconoció Saakachvili en su muro de Facebook, mostrando su agradecimiento por tanta generosidad como demuestra Estados Unidos hacia el “oblast” de Odesa.

El 6 de julio el gobernador recibía con todos los honores a Geoffrey R.Pyatt, embajador estadounidense en Kiev, quien llevó el programa de gobierno bajo el sobaco: Ucrania está inmersa en dos guerras, dijo. La primera, “externa”, todos la conocemos: se dirige contra Rusia. La otra es “interna” y está dirigida a erradicar la corrupción. “Odesa es el frente en esta segunda guerra”, dijo el embajador a la prensa local.

Como si no fuera corrupción que los funcionarios de un país sean pagados por otro país diferente…

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