Los eufemismos se han acabado. En su conferencia de prensa de la semana pasada Putin cambió el discurso oficial ruso: la Operación Militar Especial se ha convertido en una guerra. Los ministros del gobierno y los medios de comunicación han hecho lo mismo, porque se trata del reconocimiento abierto de la verdadera estrategia rusa (1).
Es la señal más clara hasta ahora, en más de 10 meses de combates, de que las hostilidades en Ucrania podrían prolongarse durante años (2). “Nuestro objetivo no es cambiar el curso de esta operación militar, sino, por el contrario, poner fin a la guerra”, añadió Putin en medio de la visita de Zelenski a Washington.
En su visita, Zelenski exaltó la continuación de la guerra, y en Estados Unidos, que tiene que poner las armas, se preocupan por la capacidad de su industria para hacer frente a una batalla prolongada. Pero los informes de Estados Unidos y los países de la OTAN apuntan unánimemente en la misma dirección: el estado de debilidad de la industria de guerra.
El viernes el Washington Post reconocía que la Guerra de Ucrania ha “puesto al descubierto fallos en la planificación estratégica estadounidense” y “revelado importantes lagunas” en la base industrial militar de Estados Unidos y la OTAN (3). El ejército ucraniano consume más munición de la que Occidente puede producir.
“Los arsenales de muchas armas y municiones clave están casi agotados, y la espera para la producción de nuevos misiles se prolonga durante meses y, en algunos casos, años”, señala el Washington Post. Estados Unidos ha canalizado unos 20.000 millones de dólares en ayuda militar a Kiev sólo este año. De esa cantidad, sólo 6.000 millones se han destinado a nuevos contratos de armamento y el resto procede de las existencias del Pentágono.
“El complejo militar-industrial estadounidense puede fabricar unos 14.000 cartuchos de munición para obuses de 155 milímetros”, asegura la secretaria del Ejército estadounidense, Christine Wormuth, mientras que los ucranianos consumen unos 6.000 al día en combates intensos.
La industria de guerra estadounidense está “en muy mal estado en estos momentos”, comenta el Washington Post. “Estamos realmente bajos […] y ni siquiera estamos luchando”. Si Estados Unidos se tuviera que enfrentar a China o Rusia en una guerra convencional, “no pasamos de cuatro o cinco días en un juego de guerra antes de quedarnos sin misiles de precisión”.
“Los aliados de Washington en Europa se encuentran en una situación similar”, escribía por su parte el Wall Street Journal (4). Ucrania consume 40.000 cartuchos al mes, mientras que todos los miembros europeos de la OTAN juntos pueden producir 300.000 al año.
“La capacidad de producción europea es claramente insuficiente” y tardarían hasta 15 años en reponer las reservas al ritmo de producción actual si la guerra acabara mañana. “Aunque los funcionarios occidentales llevan meses pidiendo que se acelere la producción [de armamento], la reciente legislación de la UE ha bloqueado muchas inversiones en fabricación de armas”, calificándolas de “insostenibles”, añade el Wall Street Journal. Alemania financia una fábrica en Rumanía que podría producir munición de calibre OTAN y soviético para Ucrania.
(1) https://www.military.com/video/aircraft/attack-and-fighter-aircraft/fords-b-24-liberator-bomber-factory/2849404120001
(2) https://www.zerohedge.com/geopolitical/putin-references-war-ukraine-1st-time-response-zelenskys-dc-visit
(3) https://www.washingtonpost.com/national-security/2022/12/23/ukraine-weapons-biden/
(4) https://www.wsj.com/amp/articles/europe-is-rushing-arms-to-ukraine-but-running-out-of-ammo-11671707775
Feliz Año! Gracias por la info que subes a diario. Yo ya no tengo ideología, sólo busco la libertad. Un saludo! Vive libre