El día 27 de enero de 2021, la Comisión Europea editó un panfleto que lleva por título “Libro verde sobre el envejecimiento” (*). Un amasijo de declaraciones, recomendaciones, verdades, mentiras, todo ello con un lenguaje aparentemente humanista y benévolo utilizado para encubrir el trasfondo real del mensaje, el cual hay que buscarlo en unos breves párrafos. Mensaje que de forma clara dicta el presente y futuro de las pensiones, con el objetivo de aumentar el trasvase de rentas de la clase obrera hacia la burguesía.
Ya al inicio del panfleto, en la página 2 afirma: “Los Estados miembros abordan estas repercusiones del envejecimiento mejorando los sistemas educativos y de capacitación, fomentando una vida laboral más prolongada y plena e impulsando reformas en los sistemas de protección social y de pensiones”.
Tres elementos que se mantienen en todo el texto: trabajar más años, reforma del sistema de pensiones cuya traducción a lenguaje común es igual a recortes, y extensión de los fondos de pensiones complementarios.
En la página 13 vuelve a la carga con el siguiente texto: “Para garantizar que estas (las pensiones) siguen siendo adecuadas teniendo en cuenta el aumento de la esperanza de vida, la gente, tendrá que trabajar durante más tiempo en el futuro” .
La responsabilidad no recae en las partidas presupuestarias dedicadas a multimillonarias subvenciones al capital privado, ni las políticas fiscales que permiten no pagar apenas impuestos a la clase dominante, ni el océano de corrupción con el cual viven los partidos políticos y centrales sindicales mayoritarias, ni de las fortunas gastadas en armamento y despliegue militar neocolonial por todo el mundo.
No, la responsabilidad recae en el aumento de la esperanza de vida de hombres y mujeres de la clase obrera. Suya es la responsabilidad de vivir demasiados años, suya es la responsabilidad del desequilibrio presupuestario, suya es la responsabilidad de no saber morir antes. Aunque, siendo malpensados, tal vez la extensión pandémica que se ha cebado casi exclusivamente en personas jubiladas, haya sido una estrategia no escrita ni publicada para “solucionar” en parte el problema de la esperanza de vida. Del capital podemos esperar lo más inverosímil.
A los actualmente jubilados, difícilmente les van a quitar la pensión actual, aunque no puede desecharse la idea de que ésta sufra recortes como ya sucedió en Grecia como exigencia de la Comisión Europea, la misma que hipócritamente habla de envejecer con salud en el libro verde sobre el envejecimiento.
Continúa el panfleto aludido en su página 15: “Se ha puesto de relieve en diversas ocasiones el desafío de mantener unas pensiones adecuadas, justas y sostenibles en una sociedad que envejece y la necesidad de las personas de acumular ahorros adicionales. No obstante, a falta de otras reformas, es probable que el mayor número de pensionistas y la menor cantidad de personas en edad laboral lleven a unos porcentajes de cotización más elevados y a unas tasas de sustitución de las pensiones inferiores con el fin de garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas”.
”Acumular ahorros adicionales” pagando un fondo de pensiones, “aumentar las cotizaciones obreras”, es decir rebajar el salario real, a la par que se propone disminuir las cotizaciones patronales. Y el juego de palabras de las “tasas de sustitución” que no es otra cosa que el porcentaje cobrado por jubilación respecto al último salario, que según el informe “Pensions at a Glance” editado por la OCDE en 2019, en España la pensión representa un 72,3 % del salario medio, cuando en Francia es de un 60%, Alemania un 38,7% y en Gran Bretaña un 21,7%.
Casi podemos afirmar que la pretensión de la Comisión Europea, como portavoz del capital europeo, no es otra que homogeneizar las tasas de sustitución de todos los países para llevarlas a los porcentajes de Alemania. La banca, las entidades financieras, los fondos de inversión, los fondos de pensiones se están frotando las manos ante el “humanitarismo” reflejado en el citado libro verde.
Todo y que un parte importante del proletariado europeo, sobre todo el ubicado en las grandes empresas y funcionariado público paga ya una cuota complementaria a diversos fondos de pensiones, la voracidad del capital no tiene límites y la pretensión es que la casi totalidad de trabajadores europeos se desprenda de otra parte del salario para engrosar las arcas de las entidades financieras.
Aún queda por robar a una parte importante del proletariado, por ello, en la página 16 del citado libro verde señala que: “Se debe concienciar a los ciudadanos acerca de la situación de sus derechos de jubilación. Unas pensiones complementarias de calidad, seguras y rentables, incluido el producto paneuropeo de pensiones individuales, que complementen los regímenes de pensiones pueden ofrecer ahorros de jubilación adicionales”.
A los que actualmente están ya jubilados, tal vez les repercuta en algo sus ingresos, pero a los que todavía no han alcanzado la edad de jubilación, el descalabro puede ser brutal. Aunque parece ser que no importe mucho, puesto que las grandes protestas contra los atentados al sistema de pensiones, han ido de la mano de las personas jubiladas, con escasa o nula participación de los obreros en activo, con lo cual en ningún momento han hecho peligrar la producción ni los beneficios y como consecuencia han dejado vía libre a cualquier atentado sobre las pensiones avalado, sin ningún tipo de escrúpulo, por las centrales sindicales subvencionadas.
La perspectiva no es nada halagüeña, ya que el pretendido milagro europeo de la transición digital y la industria 4.0, con sus perspectivas de grandes incrementos de la productividad y beneficios empresariales, pretende emular los milagros orientales de Corea. Japón, China, Indonesia o India, países en los cuales el porcentaje de personas que continúan trabajando a partir de los 65 años hasta los 69, es del 35 al 50% según los datos facilitados por Statista y que se pueden visualizar en el gráfico adjunto.
Aviso para navegantes: si el joven proletariado europeo no enfrenta decididamente estas constantes agresiones, deberá exprimir a sus padres y abuelos para llegar a fin de mes, mientras éstos estén vivos y cuenten todavía con una pensión decente. ¿O, tal vez, este joven proletariado piensa vivir de los ahorros acumulados con el sudor de sus progenitores?
(*) https://ec.europa.eu/info/sites/default/files/com_2021_50_f1_green_paper_es.pdf
Bien resumido y mejor explicado. Ciertamente hace falta traduccion.
El haber trabajado en trabajos de nivel organizativo diferente, me ha ensenado que el ser humano, debido a su naturaleza social, trabaja mucho mejor en grupos grandes que en grupos pequenos. Por ello, el teletrabajo me suena mas que a un intento de incremental el rendimiento, a una forma disfrazada de bajar la produccion en un momento de crisis economica muy profunda en el 2020. Si te fijas, ya esta empezando a sonar en la prensa economica burguesa la semana de 4 dias para la oficina. La propia experiencia les ha ensenado que se produce menos, sin necesidad de leer cooperation en el trabajo en El Capital.. Suena a quiero esto para el lunes y Para cuatro dias se puede comer de bocadillo.