Chahed, Primer Ministro de Túnez |
La segunda también ley se cumple: hay que echar balones fuera, imputar la responsabilidad a terceros, en este caso a Túnez porque el autor de la matanza era tunecino. Los avisos previos, tanto de la policía tunecina como de la marroquí, no sirvieron para nada. Se produjo uno de esos “fallos de seguridad”.
El plan de Merkel para la seguridad es el mismo que ya puso en marcha en Turquía con los refugiados que huían de la Guerra de Siria: que se se encarguen otros del problema, es decir, crear tapones (léase campos de concentración), en este caso en el norte de África cuyo papel es el impedir tanto la emigración como la llegada de yihadistas.
Es la vieja política del palo y la zanahoria de toda la vida: a cambio de levantar campos de concentración, Alemania incrementa la “ayuda al desarrolo”, es decir, que está dispuesta a llenar el Magreb de ONG, voluntarios, hospitales de campaña y demás parafernalia propia de estos casos.
Además de Túnez, también Marruecos y Argelia deberán ser clasificados, a cambio de dinero, como “zonas seguras” y acoger a todos los refugiados que les lleguen desde cualquier país, incluidos los expulsados de Europa.
Si los países del Magreb se deciden a levantar campos de concentración, entonces las potencias imperialistas podrán provocar guerras sin cuartel en África y desestabilizar cualquier país, como han hecho con Libia o Sudán, sin pagar ninguna clase de consecuencias molestas que empañe a los “Estados de Desecho”.
El mundo se dividirá así mucho más claramente en “Estados fallidos” y “Estados de Desecho”. Los primeros soportan los problemas y los segundos viven a costa de ellos… a cambio de ONG, propinas, “ayuda al desarrollo” y demás.