Con una pandemia tan prolongada, los “expertos” se han visto metidos en un fuego cruzado al que no están acostumbrados. Se creían los reyes del universo y siempre había supuesto que los demás son borregos que deben seguir sus pasos.
No basta con censurar a los que no estén de acuerdo con ellos: deben ser perseguidos por la policía los fiscales y los jueces; deben ser encarcelados.
El diputado Paul Tonko, del partido demócrata, ha presentado un proyecto de ley en el Congreso de Estados Unidos, conocido como Ley de Integridad Científica, para proteger a los científicos que asesoran al gobierno estadounidense de las “injerencias políticas”.
Para Peter Hotez, profesor del Instituto Baylor de Medicina, eso no es suficiente: la protección de los científicos que asesoran al gobierno debería extenderse a los académicos de las universidades e institutos de investigación privados.
Hotez, que aparece en la foto de portada, ha publicado un artículo en una revista científica, Plos Biology, en el que propone que criticar a Anthony Fauci y a otros “expertos” de la misma ralea sea consderado como un “delito de odio” (*).
En Estados Unidos Hotez es uno de esos “expertos” que participa habitualmente en las cadenas de televisión CNN y MSNBC y no le gusta que critiquen sus imbecilidades, que son muchas. Por eso aboga por llevar al banquillo de los acusados a los que no le ríen sus gracias.
Según Hotez, una “banda de miembros ultraconservadores del Congreso de Estados Unidos y otros funcionarios de extrema derecha están llevando a cabo ataques organizados y aparentemente bien coordinados contra destacados científicos biólogos estadounidenses”.
Los “extremistas de extrema derecha” están envalentonados. Cuestionan la respuesta a la pandemia y las vacunas y lanzan “agresiones anticientíficas”.
El “experto” saca a relucir las habituales comparaciones con los nazis para concluir que “no actuar es una aprobación tácita y una garantía de que la integridad y la productividad de la ciencia en Estados Unidos se erosionarán o perderán terreno”.
“Deberíamos considerar la posibilidad de ampliar los mecanismos de protección para los científicos que actualmente son objetivo del extremismo de derechas en Estados Unidos”, escribe.
Ahora pensemos por un momento en la categoría que tiene un revista de biología que publica este tipo de basura seudocientífica.
(*) https://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.3001369