Corea del sur: la técnica del golpe de Estado paso a paso

Cuando el presidente Yoon Suk Yeol fue destituido, todos creímos que el Golpe de Estado se había acabado. Yoon entraba en la cárcel acusado de rebelión por haber impuesto la ley marcial. El Tribunal de Distrito de Seúl investiga el caso y en el sumario ha aparecido una trama mucho más oscura de lo que parecía a primera vista.

El golpe seguía un elaborado guión escrito en un cuaderno guardado por el director de la inteligencia militar Roh Sang Won, considerado como el arquitecto de la ley marcial. El cuaderno contiene las instrucciones que Roh escribió al dictado de otro conspirador, el ministro de Defensa Kim Yong Hyun, que reconoció que las órdenes de Roh eran suyas.

Hasta hace poco se habían revelado pocos detalles sobre el cuaderno Roh, pero los medios ya tienen acceso ahora a todo su contenido. El ejército había organizado dos equipos para capturar a 14 altos cargos y enviarlos a la cárcel.

Entre los objetivos prioritarios de la represión estaban el expresidente surcoreano Moon Jae In y el actual dirigente del Partido Demócrata en la oposición, Lee Jae Myung, que es el principal oponente de Yoon. En su discurso sobre la ley marcial, Yoon nombró a la mayoría del Partido Demócrata en la Asamblea Nacional como una de los motivos que tuvo en cuenta para imponer una dictadura militar.

Asesinatos, detenciones y redadas masivas

Unas 500 personas y organizaciones fueron blanco de las detenciones y redadas en los primeros días de la ley marcial. Las víctimas estaban clasificadas en las categorías A a D, por la importancia que se atribuía a su captura.

La lista de detenidos incluía prominentes políticos y parlamentarios, así como dirigentes religiosos budistas y cristianos, famosos del mundo del entretenimiento, jueces, sindicalistas, jefes de policía, funcionarios públicos, e incluso el antiguo entrenador de la selección de fútbol, Cha Bum Geun. Hasta 200 personalidades de los medios de comunicación estaban en las listas negras para caer en la primera ronda de detenciones.

Se identificaron categorías enteras de personas para ser víctimas de la represión, por lo que el número de objetivos en la primera ola de detenciones fue probablemente mucho mayor que los 500 de los que ha habido noticia.

Entre las organizaciones estaban la Confederación Coreana de Sindicatos, la Federación Coreana de Asociaciones de Maestros, los Abogados por una Sociedad Democrática, la Asociación de Sacerdotes Católicos por la Justicia y todos los jueces y artistas progresistas. Como gesto de bienvenida para los detenidos, el cuaderno se refería a la contratación de matones para usar sus puños para aplastar a los progresistas más consecuentes.

El objetivo era acabar con la oposición. Como dice el cuaderno de Rohs, una vez impuesta la dictadura militar, había que acabar con todas las fuerzas progresistas para preparar las próximas elecciones presidenciales. La constitución surcoreana limita a los presidentes a un solo mandato de cinco años. Sin embargo, los planificadores de la ley marcial estaban considerando tres mandatos al menos para Yoon bajo el nuevo régimen militar, con resultados electorales predeterminados a su favor. La eliminación de la oposición se aseguraría de ello.

Cómo asesinar a los presos políticos sin que se note

Los planificadores de la ley marcial tenían una solución permanente para los presos y detenidos políticos, que iban a ser llevados a las islas del Mar occidental y a lo largo de la frontera norte. Su destino, simplemente, era ser asesinados. “No podemos recurrir a personal no domesticado”, escribió Roh. “Necesitamos profesionales”. Para llevar a cabo la tarea necesitaban de siete a ocho agentes especiales aptos para disparar y bombardear.

Roh seleccionó algunas fuerzas especiales y soldados encubiertos para la misión, que debían ser complementadas con mercenarios, reservistas y voluntarios. La muerte era imprescindible. En otras palabras, nadie debería sobrevivir.

Se habían previsto varios métodos para la eliminación de los presos políticos. Una opción era instalar explosivos en la cárcel y detonarlos una vez que los presos estuvieran dentro. Otra era atacar la cárcel con granadas o prenderle fuego. También planearon el hundimiento de los buques que transportaban a los secuestrados a sus destinos insulares. Los explosivos serían colocados en la sala de máquinas o en la bodega. El personal de la ley marcial aterrizaría en la isla Symido, enviaría los barcos a la isla de Yeonpyeong, y luego detonaría los explosivos a distancia desde una ubicación adecuada. Pero como una emisora de radio puede no ser un medio eficaz, preferían las bombas de efecto retardado. Los explosivos debían ser lo suficientemente potentes como para garantizar que no hubiera pruebas en forma de escombros. Otras alternativas incluían envenenar alimentos y agua, o usar agentes químicos en las celdas de la prisión.

También era necesario destruir las pruebas después de los asesinatos. Entre las alternativas estaban la externalización de los ataques con torpedos, la contratación de empresarios chinos para hundir los barcos o el contacto informal con Corea del norte, con la pregunta abierta de qué ofrecer al Norte a cambio de su participación en los crímenes. ¿Qué puede haber más delirante que imaginar a Corea del norte preparada para ayudar a Yoon a asesinar a cientos o miles de sus oponentes?

Una opción menos fantasiosa sería enviar barcos de transporte a través de la línea fronteriza a las aguas reclamadas por las dos Coreas con la esperanza de provocar el ataque del Norte, o no obtener una respuesta, y luego hundir los barcos antes de que el Norte los atrapara por intrusos.

Una vez que la ley marcial estuviera consolidada, el plan era formalizar la represión con un barniz legal. Con ese fin, establecerían un cuartel general especial de investigación integrado por policías, militares y oficiales de contrainteligencia. La organización se encargaría de acelerar la detención y el juicio de las personas etiquetadas así como de los progresistas. La misión, prevista para un año, era condenar a los presos a la pena de muerte o la cadena perpetua.

Los 500 presos y organizaciones listados por su nombre serían el primer grupo de víctimas, que serían seguidos por muchos otros, dentro de una campaña de represión masiva, como dijo Yoon en su discurso sobre la ley marcial, dirigido a sus opositores.

¡Que no escape nadie!

Quienes intentaran huir u esconderse serían perseguidos y secuestrados. Planearon la prohibición de que los ciudadanos abandonaran el país por las rutas de escape. También pensaron en medios electrónicos para cazar a las personas. El Comando de Defense de la Capital se puso en contacto con las empresas de vehículos compartidos en agosto del año pasado, pidiendo que les permitieran acceder a los datos en una situación de guerra, como la identificación de los clientes y la ubicación dsel vehículo en tiempo real.

El Comando de Defensa de la Capital participó en la planificación del golpe militar de Yoon y jugó un papel clave en su ataque contra la Asamblea Nacional. Una empresa de alquiler de vehículos, Socar, rechazó la solicitud por falta de justificación legal. La respuesta de otras empresas de vehículos compartidos no se conoce. Que alguna de ellas accediera a cooperar o no, era indidferente, ya que el ejército podría haber tomado el control del rastreo electrónico.

El Presidente golpista otorgaba gran importancia al aplastamiento de la resistencia. La Ley Marcial prohibió todos los partidos políticos, mítines y manifestaciones, advirtiendo que los infractores serían castigados. Se esperaba que un número significativo de ciudadanos comunes y corrientes alzaran su voz para protestar y debían ser encarcelados.

Pero, dónde encontrar espacio para tantos detenidos? De marzo a mayo del año pasado, la 7a Brigada Aerotransportada visitó prisiones en la provincia de Jeolla Norte, solicitando planes de instalación y permiso para filmar. Es casi seguro que otras brigadas estaban hicieron demandas similares en otras prisiones surcoreanas. Los golpistas tenían intención de liberar espacio en las cárceles mediante un indulto a gran escala para los convictos comunes.

Controlar la información siempre es muy importante

El control de la información era un elemento clave del plan. La ley marcial aprobada la noche del 3 de diciembre decía: “Todos los medios de comunicación y publicaciones están sujetos al control del Mando de la Ley Marcial”. Inicialmente, Yoon dio órdenes al ministro de Seguridad, Lee Sang Min, para que bloqueara oficinas y cortara el agua y la electricidad a los medios de comunicación críticos con su gobierno.

La actuación iba a ser coordinada por la policía y los bomberos. Los medios de comunicación estaban destinados a ser cerrados… pero sólo si eran críticos con los golpistas. Con el dominio impuesto sobre los medios de comunicación en todo el espectro político, el pueblo coreano habría estado expuesto sólo a la información proporcionada o verificada por los militares.

El plan de Yoon colapsó cuando miles de ciudadanos corrieron a la Asamblea Nacional y se opusieron a los soldados que trataban de evitar que los parlamentarios entraran en el edificio de la Asamblea y votaran el levantamiento de la ley marcial.

Según la Constitución, el Presidente debe respetar el resultado de las votaciones. La respuesta de Yoon, en cambio, fue tratar de aprobar una segunda ley marcial. Pero ya era demasiado tarde para él. Las noticias anunciaron el resultado de la votación, desinflando el apoyo al golpe en los niveles inferiores del ejército.

Desde su celda el exministro de Defensa y planificador de la ley marcial, Kim Yong-hyun, publicó una declaración que fue leída en voz alta en un reciente mitin, en el que acusó a la oposición de connivencia con China y Corea del norte.

Corea del sur escapó del desastre por muy poco, pero aún no está fuera de peligro. Más bien está en la cima de un volcán político. Fuerzas poderosas están decididas a llevar a Yoon de vuelta al gobierno por medios violentos.

—https://english.hani.co.kr/arti/english_edition/e_national/1182536.html

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