Supongamos que esa y muchas más cosas de las que cuentan sean ciertas. Supongamos también que los virus y las epidemias, en contra de lo que siglos de historia muestran, es algo por encima de las clases sociales y las fronteras.
En tal caso, el mundo (o sea el imperialismo) debería estar muy interesado en contener la epidemia, cualquiera que sea el lugar en el que se manifieste.
Del mismo modo que la sociedad nos ha impuesto a cada uno de nosotros un estado de guerra con el pretexto de “contener” la propagación de la enfermedad, deberían de preocuparse de “contenerla” en todos los países del mundo, como Irán, sin ir más lejos.
Sin embargo, lo que está ocurriendo es todo lo contrario: el imperialismo aprovecha la propagación de la pandemia en Irán para apretar las tuercas al gobierno. El bloqueo imperialista no se ha levantado, ni siquiera en materia sanitaria o farmacéutica.
Es más, la epidemia resulta funcional al bloqueo porque el remedio -según dicen- está en el aislamiento, el cierre de las fronteras, la prohibición de viajes y el cese de las importaciones.
Ya ocurrió en los años noventa durante el bloqueo de Irak, que incluyó la prohibición de suministrar material sanitario, medicinas e incluso alimentos, lo que causó la muerte de medio de millón de personas, muchos de ellos niños.
En términos relativos, la muerte de medio de millón de personas en un único país a causa de un bloqueo económico demuestra la insignificancia -al menos cuantitativa- de la epidemia actual, atendiendo al número de muertos.
Ayer Amir Afkhami, un experto en el sistema sanitario iraní pronunció una conferencia en la Universidad George Washington, donde afirmó que “las sanciones de Estados Unidos han contribuido a empeorar una situación ya muy mala”.
La política del imperialismo, que es la política por antonomasia en el mundo, incluida la política sanitaria, no es la “contener” y mucho menos la de “luchar” ni contra la enfermedad, ni contra el virus, ni contra su propagación. Más bien habría que afirmar lo contrario: al imperialismo la propagación de la epidemia le favorece, al menos para intensificar la presión contra ciertos países, como Irán. Estirando el argumento se podría decir que el imperialismo quiere que la epidemia se propague.
La mejor demostración de ello es que la OMS no ha exigido el levantamiento del bloqueo a Irán, siquiera con carácter provisional, lo cual no extraña nada y pone al descubierto que es un organismo ajeno a lo que ella misma ha calificado como una “pandemia mundial”. Si Irán le importa un bledo al imperialismo, la pandemia le importa un bledo a la OMS. Por decirlo con otras palabras: la salud le importa un bledo a los organismos internacionales encargados de protegerla.