Conjeturas sobre el reciente incendio en un submarino ruso secreto

19 años después del hundimiento del submarino Kursk, que costó la vida a sus 118 tripulantes, el lunes un incendio atacó a otro, lo que ha costado la vida a 14 oficiales y marinos rusos.

Al día siguiente, Putin convocó en el Kremlin a los altos funcionarios del Ministerio de Defensa y en la Casa Blanca se celebró una reunión paralela.

El miércoles el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que la información sobre la nave era secreta y la investigación del accidente también.

En cuanto a la tripulación, el ministro de Defensa Sergei Shoigu reveló que se trataba de “especialistas militares únicos, profesionales altamente cualificados, que estaban llevando a cabo importantes investigaciones sobre la hidrosfera terrestre”.

Ni siquiera sabemos el nombre del submarino, salvo que es un As-12 y que recibe el apodo de “Losharik”. En la década de los setenta, la televisión soviética emitía una serie de animación sobre un caballo compuesto de pequeñas bolas llamado de esa manera. Los submarinos As-12 también están fabricados de bolas de titanio interconectadas en su interior.

Además, un departamento secreto del Ministerio de Defensa ruso también se llama Losharik, lo que parece confirmar que la misión del As-12 era secreta.

El Losharik es un sumarino propulsado por energía nuclear que tiene su base en la Bahía de Oleniya, a unos 100 kilómetros al este de la frontera noruega, desde donde salen en misiones que la OTAN sospecha que tienen relación con los cables submarinos que atraviesan los océanos del mundo.

A finales de 2017 el almirante Andrew Lennon, comandante de la fuerza de submarinos de la OTAN, denunció la creciente actividad submarina de Rusia cerca de los cables que recorren los lechos marinos conectando internet entre Europa y Norteamérica. “Rusia tiene un claro interés en la infraestructura submarina de la OTAN y de los países de la OTAN”, dijo el almirante.

Compuestos por más de 800.000 kilómetros de fibra óptica, los 213 cables submarinos independientes del mundo son las arterias de la moderna “sociedad de la información”. En un solo día los cables generan alrededor de 10 billones de dólares en transferencias financieras y procesan alrededor de 15 millones de transacciones. El 97 por ciento de las comunicaciones mundiales se transmiten a través de cables bajo los océanos.

Son una infraestructura vital insuficientemente protegida y extremadamente vulnerable a cualquier ataque. Los satélites no podrían compensar un corte de cable bajo el océano. El ejemplo es Crimea, donde internet y las telecomunicaciones se cortaron inesperadamente del resto de Ucrania como consecuencia del Golpe de Estado fascista de 2014.

La reparación de un cable submarino es tanto más difícil cuanto mayor es la profundidad, pudiendo convertirse en una tarea imposible a partir de cierto punto y Rusia tiene la mayor y la mejor flota de gran calado del mundo, con base en la Bahía de Oleniya, capaz de silenciar el sistema actual de comunicaciones submarinas de la OTAN.

Para pasar desapercibidos, el Pentágono cree que los Losharik se mueven amparados bajo el casco de buques de superficie, como el Podmoskovye BS-64.

Ese tipo de submarinos colocan pequeñas instalaciones en el fondo del mar que pueden hacer mucho ruido para desviar la atención de los radares submarinos y satelitales de la OTAN. Otros dispositivos de escucha instalados en los fondos marinos pueden detectar los sonidos emitidos por las hélices de los barcos enemigos.

Los submarinos Losharik también pueden lanzar y recuperar drones submarinos.

https://iz.ru/news/688769
http://militaryrussia.ru/blog/topic-543.html
https://thebarentsobserver.com/en/node/3381

 Base naval rusa en la Bahía de Oleniya

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