No falta el cínico chistoso que dice que lo único importante en nuestras vidas son las elecciones yankis pues todo el planeta depende de su resultado y de quién gane. Los mass media españoles volcados en “informarnos” minuto a minuto demostrando, uno, un freudiano complejo de inferioridad lacayuno respecto al Imperio, al que manda, y, dos, trasladar ese complejo al pueblo para interesarle en algo que se la suda mayormente si a sus problemas reales atendemos.Nos quieren como al perro de Pavlov (grandísimo neurólogo soviético y premio Nobel, por cierto) y sus reflejos condicionados, o sea, que estemos estimulados por el sonido de, como el perro, un timbre para tener la sensación de hambre y funcionen los jugos gástricos, o sea, en román paladino, tenernos atontados, robotizados e imbecilizados ergo: narcotizados, cloroformados, se me acaban los sinónimos.
Y no es que no nos importe el resultado de esas elecciones -cuando escribimos estas breves líneas no lo sabemos-, claro que sí, no somos anacoretas ni ermitaños y todo lo que pase en el mundo nos afecta pues vivimos bajo el mismo sol, pero que nos traten como al burro al que el conductor del carro le pone una zanahoria colgada de un palo delante de de sus orejeras y cartolas, pues no, va a ser que no, mire usted.
Por no hablar de la unánime voluntad de tertulianos, enteradillos, especialistas y bocazas en que salga Hilaria y no el bruto Trump (que significa “triunfo” y no “trampa”), desde la caverna hasta “progres”, sin decir que la sionista Clinton tiene más peligro que un mono con pistolas y nos lleva directamente a la, ahora sí, III Guerra Mundial (por lo menos, Oliver Stone ha dado un toque en este sentido). La Carta de Ajuste de la TVE franquista en blanco y negro era menos aburrida.
En fin, como decía el chiste -nos lo tomaremos con algún humor- “que gane el mejor”, y decía el colegui, “no, no, el mejor no, que gane el otro”.
Buenas noches.